martes, 18 de noviembre de 2014

Una Mano Solidaria @CarlosCagiva y yo



Me Llamo Franco, estoy casado con Mónica, profesora de ingles en un instituto privado y maratonista desde hace muchos años. Ella es una mujer hermosa, de pelo enrulado hasta media espalda de color castaño oscuro, una boca alucinante de gruesos labios, nariz recta y Cejas muy expresivas que enmarcan sus ojos de color miel. Mide 1. 70mts. tiene un cuerpo muy fibroso, con unas piernas maravillosas que hacen juego con su perfecta cola firme y bien parada y con su estrecha cintura. Siendo poseedora de un busto pequeño. Cosa que la acomplejaba bastante hasta que decidió implantarse unas siliconas que le quedan de maravilla y que yo disfruto como un loco ya que su excelente tamaño nos brinda la satisfacción de que la observen y la deseen todos los hombres de nuestro entorno. Y que la envidien las mujeres. Pero además de que a mí me excite mucho esta situación, lo que más me gusta es que, el nuevo tamaño de sus pechos, me abre nuevos “horizontes” en lo que se refiera a los juegos sexuales en la pareja, es decir, me practica unas “turcas de novela”. Estas prácticas no son rechazadas por ella, todo lo contrario ya que es muy abierta sexualmente, segura de sí misma y, además, le encanta poder dar placer con algo de su ser que, hasta hace poco, la acomplejaba. Como dije, tanto ella como yo somos muy abiertos sexualmente pero siempre en el circulo de la pareja;”en nuestra cama y entre nosotros dos, hacemos de todo”. Antes de ser novios Habíamos tenido algún tipo de experiencia sexual pero luego de casados jamás estuvimos con otras personas. Pero en nuestra cama exteriorizamos todo tipo de fantasías pero sabíamos que fuera de este ámbito podían ser peligrosas e incluso costarnos el matrimonio. Un verano decidimos tomarnos unas vacaciones distintas, y planeamos ir a recorrer los lagos y los bosques del sur de nuestro hermoso país. Lo cierto es que nos preparamos con anticipación, preparamos nuestro automóvil, ropas deportivas, alistamos la tienda de campaña y saliendo a comprar todo lo necesario para salir, cuando en el centro comercial nos encontramos con Ricardo que es un amigo en común, al saludarnos nos comenta que se su novia lo Habia engañado con un compañero del trabajo y que Habian decidido separarse, todo esto lo tenía sumamente mal y a mí, verlo de esta manera me conmovió mucho pero más me sorprendió cuando Mónica, sin previo consultarlo y claramente consternada, le dijo a Ricardo : -¿Por qué no nos acompañas? Total vamos solos y en el auto tenemos espacio. ¡La vamos a pasar genial! No lo podía creer, más que unas simples vacaciones, ¡eran “las vacaciones que nos merecíamos los dos en pareja”! Yo no atine a protestar, sorprendido miré a Monica de forma interrogativa y cuando ella me miro a los ojos con esa actitud tan compasiva y a la vez mezclada con dolor, como diciendo “no lo vamos a dejar solo en este estado, debemos ayudarlo” lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza. Ricardo pregunto que como él iba a interrumpir nuestras vacaciones y luego de insistir el acepto la propuesta. Al salir del local, luego de arreglar con Ricardo de que íbamos a llamarlo por tel. para ultimar detalles, la agarre a Mónica del brazo y enojado le dije: -¿¡Estás loca, que te pasa!? ¡Este viaje era para nosotros, tenía planes para pasarla bien, quería disfrutar, quería, quería...! -¡Pará Franco! ¿¡A vos que te pasa!? -Me recrimino Mónica -¿No ves que Ricardo está mal, que necesita contención, necesita una mano?!¿Acaso no es tu amigo, nuestro amigo? La malvada me hizo sentir mal, un descorazonado. -¡Un déspota hijo de... ! Accedí. Sin más acepté lo que hizo Mónica y me resigne a descartar mis “lujuriosos planes para esta temporada”. La verdad es que venía fantaseando con verla en la orilla de un lago con esos hermosos y pequeños bikinis que “Santa Claus” le trajo para navidad, pensaba en observar como “la observaban” a ella tal vez por un viejo verde o un adolescente excedido en hormonas que no le saque la vista de encima y que seguramente se termine masturbando en el agua pensando en ella, pensaba en hacerle el amor en alguna cascada escondida en el bosque o que nos toquemos mientras viajamos en el automóvil. Todos muy ligeros de ropa. ¡A la mierda con todo! La verdad es que estaba bastante Caliente con estas expectativas y esto de invitar a Ricardo me desmoralizo muchísimo hasta que me dije a mi mismo: -¡No, tenés que pasarla bien y hacer lo que querés hacer! -Claro que con algunas restricciones, ya no nos podíamos “tocar” en el automóvil pero algo íbamos a hacer. Lo cierto es que llegó el día “D” y partimos rumbo a “lo natural”. Mónica estaba hermosísima y muy sensual, como me la Habia imaginado, sobre su minúsculo bikini fucsia tenía puesto una musculosa blanca y una pollerita tableada muy corta de color rosa y en los pies unas franciscanas con algo de taco; Ricardo y yo con trajes de baño y Remeras. En todo el viaje note que cuando Ricardo tenía oportunidad miraba con lujuria a Mónica pero siempre tratando de que no nos diéramos cuenta aunque en un par de oportunidades nuestras miradas se cruzaron y el, sorprendido, desviaba su atención para disimular los hechos. Cuando llegamos a nuestro primer destino decidimos que debíamos acomodar todo en la cabaña que habíamos reservado con anticipación, lógicamente que era una hermosa pequeña cabañita de 2 ambientes, la cual resultaba “apretada para los 3. Lógicamente que nosotros 2 tomamos la habitación y Ricardo se acomodó en el sillón de la sala frente al modesto TV. Cenamos y bebimos, charlamos y nos reímos. Todo con mucho gusto, la estábamos pasando bien pero yo pensaba que sería un problema poder tener la ración de sexo que creía merecer ya que, seguramente, Moni se iba a inhibir por la cercanía de nuestro. Nada mas desacertado y, una vez más, prejuzgue a mi mujer que llegado el momento de acostarnos me empujo sobre la cama y, sin mediar palabra, se arrodillo y me empezó a hacer una mamada como solo ella sabe, me la comió muy despacio, la lamía empapándomela toda con su saliva siempre mirándome a los ojos y cuando estaba muy húmeda y a punto de estallar, se incorporó y quitándose únicamente la tanga, se sentó sobre mí y me cabalgo desenfrenadamente hasta que estallamos en el primer orgasmo de la noche. Me llamo poderosamente la atención que no ahorro gemidos ya que seguramente Ricardo pudo escuchar todo desde la sala en la cual dormía y, efectivamente, así había sucedido. Cuando, avanzada la noche y después de varios encuentros, Mónica se vistió precariamente con su pijamas veraniego y salió de la habitación para ir al baño a higienizarse, cuando regreso (con más cuidado que con el que salió) estaba descolocada y medio excitada, con esa actitud que tiene la gente cuando se enteran de esas cosas que es necesario contar de inmediato y que rayan con lo morboso, me dijo: -¿no sabes lo que acabo de ver? -¿qué? -Cuando iba al baño tratando de no hacer ruido para no despertar a Ricardo pase por la sala y lo vi masturbándose. -¿¡Que!? -No lo podía creer, mi mujer vio a mi amigo como se masturbaba. -¿qué hiciste? -¡Nada! ¿Qué querés que haga? Me vine para acá y listo. Es su intimidad. Nos miramos a los ojos y un silencio inundo la habitación. -¿Que habrá sentido ella cuando lo vio? Pensé yo mientras miraba a Moni que me clavaba sus ojos en los míos y que, definitivamente, algo le pasaba. Hasta que por fin y no pudiendo sostener más su silencio soltó a boca de jarro: -¡No sabes que Pedazo de pija que tiene no sabes grande y que gruesa que la tiene! -¡Ah, listo! ¡Lo que me faltaba, o mejor dicho, lo que falta ahora es que se lo quiera Coger para aliviar su “sufrimiento! -¿No te da lástima, pobre, el masturbándose mientras la puta de su ex acostándose con otro? Y de bronca solté: -¡En sima de cornudo, pajero! -¡Sos un desubicado! -¡¿Yo soy el desubicado y vos le miras la pija a Ricardo; quién se desubica ahora; porque no le ayudas a masturbarse y listo?! -¡Que mal que estuve! ¿O no? ¿Capas que tenía razón, pero. . ?. Mónica se transformo, me miro con odio, se desabotono la camisa, quedando expuesto todo su vientre y el canalillo formado por sus preciosas tetas, y dijo: -Ok, mi amor. La verdad que tienes razón. ¿Cómo Ricardo va a ser tan... Mmmmm, pajero? -¡Bien, dije yo, recapacito mi niña! -¡Que pedazo de pajero! Inaceptable y alguien tiene que hacer algo. Dijo ella mientras yo miraba sus grandes pezones que parecían querer rasgar la fina tela de raso. Y con sus grandes y firmes tetas insinuándose bajo la tela del pijama se dio la vuelta y se encamino a la sala. -¡Noooo, que hace, no lo podía creer! ¿Qué iría a hacer, en que estaba pensando? Yo la Habia “punzado” y ella que es muy orgullosa salió a... ¡¿ Darme un escarmiento?! En ese instante sentí a Ricardo que gimió asustado y a Moni que decía: -Shhhhhh, tranquilo, no pasa nada. -¿Pero, Fran? -No te preocupes. Se hiso un silencio que me hiso saltar de la cama y me asome con cuidado a la sala y allí lo vi a Ricardo sentado en el sillón y Moni arrodillada ante él. ¡Le estaba masturbando con mucha delicadeza el miembro a Ricardo que más que miembro parecía un garrote pero para matar gorilas! Y Mientras ella lo masturbaba le miraba ese pijon y se relamía los labios Yo miraba sin saber qué hacer con una mezcla de excitación, celos, morbo, vergüenza, en fin, no sabía que me pasaba. Lo único que sabía es que se me Habia parado mi pene y que no podía entrar en la sala ni para detener eso ni para alentar a que continuaran. Solo quería poder ver sin que me vieran. Pero Moni levanto apenas la vista y me miró a los ojos como diciendo: -¿Y, decí algo? ¡Cabron! En ese momento, y sin bajar la vista, escupió el capullo y, ahora si mirando lo que hacía, desparramo la saliva por toda la enorme Pija de Ricardo, el cual estaba con los ojos serrados y la cabeza tirada hacia atrás. El no se percato de que yo estaba allí, o al menos no se quiso dar cuenta. Moni seguía masturbando a Ricardo con mucha sensualidad y dedicación. Se mordía el labio, me miraba y lo miraba a él. En un momento Ricardo quiso empujar suavemente su cabeza hacia su miembro para que se la chupara y ella se resistió diciendo: -Si me tocas nuevamente esto se termina acá y se echa a perder todo. ¿Queda claro? Además no te la voy a chupar, solo estoy dándote “una mano” ¡Que irónica! Definitivamente estaba enojada. El no dijo nada y se volvió a recostar en el sillón. En ese instante Moni me miro para imponer definitivamente las reglas del juego al menos para dejar en claro que se hacía lo que ella quería. Continuo con su trabajo dejando caer saliva que “descolgaba de su boca” para dejarla caer sobre ese enorme, gordo y morado capullo que tenía entre sus manos cuando, de repente y sin mucho preámbulo, Ricardo comenzó a tensarse y de la punta de su miembro salió disparado un potente chorro de semen, sorprendiendo a Moni en el momento que aceleraba el ritmo de sus masajes, que fue a dar en el mentón de Moni, y otro que dio en su pecho gracias a que ella se hizo hacia atrás, y otro en su vientre y otro, y otro en su mano y otro y... -¡Que maquina de tirar Leche!¡Este hombre es un tambo! Pensé yo mientras me sorprendí tocando mi paquete. En ese instante Moni me miro burlonamente con un tremendo y espeso “semen” colgando de su mentón. Yo me ruborice y me metí rápidamente en la habitación y en la cama con la pija dura como una piedra. Al instante entro ella toda llena de semen, se limpió con la camisa de su pijama, se metió en la cama. Se asomo detrás de mí arrimándose a mi oreja, tomo mi miembro y mientras lo meneaba me dijo al oído: -¿Y, quien es el pajero ahora? Lamió mi oreja y en ese momento yo acabe sobre su mano. Luego me dio un beso en la mejilla; yo podía sentir el olor a semen que ella tenía. Se dio la vuelta y se durmió. Al otro día me desperté con el sol dándome en la cara, por un momento me sentí perdido, presentía que algo Habia pasado pero no sabía que, hasta recordé como un sueño lo que había vivido la noche anterior. ¡Por Dios! Un pesado adoquín cayó sobre mi cabeza. -¡Fue cierto, no lo puedo creer! Cómo seguía todo esto, no lo sé. Lo cierto es que había presenciado como mi mujer masturbaba a mi amigo y sabiendo ella que yo estaba viendo todo y que no lo Habia consentido, es más, ella me miraba mientras lo hacía y cuando termino su tarea vino hacia mí para fregarme en la cara lo que Habia sucedido. Me sentía mal, muy celoso, engañado, pero también sufrí una erección con solo recordarlo. -¿Qué me pasa? Miré a mi lado y Mónica no estaba en la cama. De un salto salí de la cama y me dirigí al comedor donde encontré a Ricardo que desayunaba, él me miro extrañado de ver mi cara, se sacó la taza de la boca y dijo: -Buen día ¿Cómo dormiste? Yo lo mire, no dije nada, solo lo mire. Él cambió su cara, se sonrojo y su expresión se puso seria. Yo, sabiendo que él se estaba poniendo incomodo me encontré ante dos opciones, o blanqueaba la situación confesando lo que vi. Pidiendo explicaciones, armando un escándalo o me hacia el distraído cambiando el rumbo de los acontecimientos y solo Dios sabe lo que va a suceder. -Me duele la cabeza, Dije estúpidamente lanzando una sonrisa tímida mientras me tomaba la cabeza. Esto libero presión en Ricardo que se sonrió aliviado mientras me ofrecía un analgésico. En ese instante apareció en el comedor M ataviada con un minúsculo bikini, negro con sus bordes en blanco, secándose el pelo con una toalla. Iba semi mojada, se le asomaban los pezones a través de la fina y triangular tela del sujetador, unas gotas de agua le corrían aun por la piel. Los dos la miramos con cara de tontos, R asombrado por lo atrevida de la mujer que no reparaba en su esposo y yo... ¡Por lo mismo! -¿Qué, pasa algo? Dijo ella mirándonos sin dejar de secarse el cabello. -Haaa, ya sé, nunca vivieron un verano y por eso nunca vieron a una mujer en traje de baño. ¡Irónica, acida, terca! Todo eso era, R disimulando lo ocurrido para que yo no me diera cuenta, yo disimulando para que R no se diera cuenta de que me Habia dado cuenta, y M disimulando para que R no se diera cuenta de que yo me Habia dado cuenta y para seguir humillándome con lo ocurrido, estaba siendo sometido a la crueldad de una mujer... ¿Herida? -¿Qué es lo que pasa? Pensé intentando encontrar una respuesta a lo que acontecía. Nos quedamos mirando los tres en silencio hasta que ella dijo: -Bueno: ¿Vamos al lago a tomar sol o qué?, Corto así el momento en que seguía, sin ninguna duda, el instante de sincerarnos y admitir lo ocurrido. Pero no, ella seguía con la farsa con una "soltura" increíble. -Sí, vamos Dijo R garraspando una simulada flema y quitando sus ojos del busto de Monica. -Vamos a disfrutar del día Y salió en dirección al auto. Yo, parado en ropa interior, mire la escena. Cuando R salió, M me miro con burla, se acercó a mí, me tomo del mentón mirándome a los ojos y dijo: -Buen día. ¿Cómo dormiste anoche? O mejor dicho ¿Pudiste dormir?-Meneó mi cara, me dio un beso y bajo su otra mano a mi entrepierna en donde encontró mi pene erecto, lo apretó sobre el slip, y dijo: -¿Hui, que es esto? El pajero esta excitado. ¿Mira vos? ¿Será que le gustó lo que vio? ¿¡Encima de pajero cornudo!? -¡Epa, se te está yendo la mano! -Y la tome del brazo con notable enojo pero sin perder la calma. -Cierto, no te metieron los cuernos, solo "tu mujer" le dio a "tu amigo "una mano con un "duro problema" que el tenia. ¡Que dura que era conmigo, todo porque me burle de Ricardo y porque no fui "lo suficientemente solidario" con él, y ella estaba remediando eso! ¿Estaba remediando eso? -Quédate tranquilo, no te voy a meter los cuernos, pero si quiero que entiendas que Ricardo merece nuestra ayuda y que vos no podes tratarlo así. -¿Qué, eso no es meterme los cuernos, piensas que soy estúpido, me viste la cara? Le tocas su miembro hasta que se acaba en tu mano y eso no es engañarme. ¡Vamos, que no soy un Boludo! -Mira, idiota, déjate de joder Me dijo en tono amenazante -Y más vale que te comportes a la altura de las circunstancias. Lo que hice Fue solo una paja, no fue meterte los cuernos, pero si vos insistís lo voy a hacer y ahí vamos a tener problemas. Además te lo merecías por burlón y mal amigo. Y continuó en tono más amable. -Tratemos de que Ricardo la pase lo mejor posible y ayudémoslo a resolver su problema. Vos relájate y pasémoslo bien, además, por la rigidez de tu pija, creo que te gustó. -Esto ya me lo dijo de forma mimosa, con la pícara sonrisa que a mí me Habia enamorado cuando la vi por primera vez. Salimos al auto, R nos esperaba impaciente en el auto, íbamos todos con traje de baño y zapatillas, los chicos con remeras y Monica con un corto vestido de tirillas en algodón blanco bajo el cual llevaba puesto su bikini negro de triangulillos con los bordes en blanco el cual se dejaba apenas ver, pero lo que si resaltaba de todo esto era sus firmes glúteos libres al andar por la falta de contención que brindaba la minúscula Tanga tipo tanga del traje de baño. Era un hecho, me estaba calentando más de lo normal y, con todo lo vivido la noche anterior, presentía inconscientemente que se podía dar todo lo que Habia proyectado para estas vacaciones y que, incluso, iba a ser mucho más "pesado" de lo esperado. Pero no pensaba en esto solo lo sentía. Arrancamos para un lago en las cercanías de nuestra cabaña, al llegar nos encontramos con un paisaje hermoso, un inmenso lago rodeado de frondosos y verdes bosques que bajaban de la montañas y se tropezaban ocasionalmente con una cintura de cantos rodados multicolores o, en otros casos, se sumergían en aquel espejo azules de aguas tranquilas si tenían la suerte de no dar con un gris acantilado. Alrededor no Habia más que un grupo de niños exploradores, un par de familias y alguna que otra pareja de recién casados o algo por el estilo. Estacionamos el auto, bajamos llevando solo nuestras cosas en dos mochilas, toallas, cremas, agua y algún libro era el equipo. Buscamos un lugar en el que Habia una enorme y plana roca que sobresalía del suelo y que se encontraba pegada a otra que si se elevaba cual si fuera un paredoncillo que se interponía de forma oblicua entre el lago y la roca plana que nos podía cobijar a los 3 perfectamente y que quedaba mirando hacia el sol. -¡Perfecta! Dijo Monica entusiasmada porque podíamos evitar el estar sentados sobre el canto rodado. -Acá vamos a estar bien. Estiró su toalla a la mitad de la piedra, dejo sus tenis, se sacó sensualmente el vestidito y se alejó jocosamente corriendo en dirección al lago en el cual se zambullo salió, sorpresivamente, tan rápido como se había metido pero, ahora su expresión risueña se Habia transformado en sorpresa desagradable, esto era de esperar ya que estos lagos están formados por agua de deshielo y por lo tanto son muy fríos. Se acercó tiritando, toda mojada con sus brazos flexionados, los codos pegados al cuerpo y los pezones... ¡Qué pezones! Exagerados, libidinosos y atrevidos, se asomaban amenazando con romper la tela del sujetador por efecto del frío. Yo estaba perplejo con la boca abierta y el falo duro como la roca sobre la cual me sentaba, mire a Ricardo y lo vi en idéntico estado al mío e inevitablemente mire a su bañador y lo comprobé. Cuando levante la vista él me estaba mirando, nos vimos a los ojos, él se sonrojo y mirando al suelo se cubrió disimuladamente. Mire al frente y Monica estaba mirando la escena ya saliendo del asombro que Habia experimentado y, ganando confianza dijo: -¿Se divierten? ¡Me podrían haber dicho que el agua era tan fría, miren como tengo piel de pollo! Mientras se recorría la superficie de su cuerpo con el dedo sin omitir pasar, a su debido tiempo, por sus pechos. ¿¡Eh, que hace, se está desubicando!? Pensé yo mientras Ricardo se ponía más colorado. Monica se empezó a poner bronceador mientras se reía de la escena. Yo, bien dispuesto y tratando de salir de esta situación, me ofrecí a encremar las partes a las que ella no podía alcanzar. Mientras ella, de la nada y de forma muy lanzada, siguió comentando lo que vió al salir del agua y como un puñal lanzo: -Sé que notaron mis pezones porque a los dos se les paro la pija. ¡Listo, era lo que faltaba para que sucediera la hecatombe, el desastre total! Ricardo, jugado, dijo dirigiéndose a cada uno -Discúlpame F, discúlpame M pero es que estas muy buena, Sos muy sexy y cuando te vi así no lo pude evitar, creo que porque hace tiempo que no, Estee... -Sí, también lo note anoche cuando te estabas masturbando. Tiro sin piedad M. Los 3 nos miramos, la única que estaba fresca como una lechuga era ella, nosotros dos estábamos colorados de la sorpresa. ¿Habia llegado el momento de sincerarnos? Y con la agilidad que solo poseen las mujeres, Monica salió con una gambeta digna de Ronaldinho de esa situación diciendo:-Vos no me viste y yo no te quise molestar. Ella estaba mintiendo para mantener el secreto que, al menos para él, existía entre ellos y que yo, al menos para él, desconocía. Del ninguna manera Ricardo podía saber que yo Habia visto todo. R la miro con asombro como preguntando qué pasaba hasta que entendió lo que sucedía y dijo –Aah, sí, bueno, es que... Balbuceaba y carraspeaba buscando que decir. M: –Te entendemos y quédate tranquilo, no te avergüences. Es natural que esto te pase y en definitiva yo soy la avergonzada porque que tengas que dormir en la sala no significa que pueda violar tu intimidad. R: -Lo que pasa es que no pude evitar... M: -¿Qué? Interrogo ella con impaciencia. R: -No pude evitar escuchar como gozaban Uds. y me excite, y... bueno, eso. Entonces yo le dije:-Y bueno, si te calentaste. ¿Por qué no te buscas una mujer y listo? Una prostituta. Le pagas y te echas flor de polvo en vez de masturbarte y adelante de Monica. ¿¡Que Habia dicho!? Se me escapo, Monica me miro con odio y replico mirando nuevamente a R de manera piadosa. -Un hombre bueno como vos no tiene que recurrir a eso. R: -¿Y qué querés que haga? M: -Mirá, yo te entiendo y creo que soy culpable de la situación por haber hecho ruido sin tener la sensibilidad suficiente para darme cuenta que vos podías escucharnos y que terminarías como termino. Continuó diciendo -Yo lo voy a solucionar, cuando a vos te pase lo mismo yo me ofrezco a ayudarte con ese "problema" y listo. ¿¡Que decía la puta!? ¿¡Se lo iba a Coger por "solidaridad!? Nos miramos todos con mucha sorpresa y Monica aclaro: -Cuidado, me refiero a darte una mano, nada más. No hay amor ni "sexo" entre nosotros. No me podes tocar ni nada. Simplemente yo te masturbo para que vos no tengas que sentir vergüenza ni culpa. Además es solo "necesidad fisiológica", nada más. Yo no lo podía creer, mi mujer se estaba ofreciendo a desahogar sexualmente a mi amigo sosteniendo descaradamente que eso era una "buena acción" y que no era "nada sexual", usando como excusa la difícil situación que vivía R y mi falta de sensibilidad, ella iba a pajearlo. Definitivamente me Habia visto la cara de idiota. -Mirá ahora como estas. Dijo Señalando con el dedo la entrepierna de R y señalando con el dedo. –Vos también F. Ahora mirándome a mí. Y era verdad yo estaba desconcertado y caliente, cosa que creo contribuía a estar más excitado aun. R estaba igual pero se notaba su enorme pija debajo del bañador. El sentado en el suelo con las piernas extendidas y sus brazos por detrás como sosteniéndose, se miraba el bulto de su bañador mientras se sonrojaba, levantó la mirada mirándome a mí y me dijo: -¿F, no vas a decir nada? Yo lo mire, era el momento de decidir el futuro de nosotros tres, mi cabeza giró y giró, la mire a Monica, ella me miraba con expresión confiada como diciendo -¿Y, dale, no te gusta mirar, mira ahora? Yo mire nuevamente a Ricardo y dije: -No es sexo, solo es un buen gesto y además somos casi familia, si entre nosotros hay pudor, que nos queda. -¿¡Que tenía que ver lo que dije!? ¡Entre los familiares no se andan ofreciendo para masturbarse los unos a los otros, además no era ni un buen gesto ni carecía de contenido sexual, es más, era puro sexo para el que estaba re caliente, para ella que era una viciosa que le encanta calentar a los machos y para mí que estaba descubriendo lo hondo que me calan el gustos por mirar a mi propia mujer, en este caso como toca a otro hombre! De más está decir lo cargado de morbo y erotismo que estaba el ambiente. Mónica, me exclamo: -¡Genial, no te va a importar estar presente, así todo será más ameno y natural! Y mirando a R le dijo: -Veamos -Se arrodillo entre nosotros dos y prestando toda su atención a R dirigió sus manos al paquete, lo agarro sobre el pantalón, lo apretó y lo manoseo, hasta que por fin se lo liberó dejando ver una enorme Pija con un prominente glande rozado, se le notaban todas las venas en el tronco de su aparato y me sorprendió que R se afeitara el pubis. Mónica dijo: -¡Wuauu, Que Grande Esto Es Un Pija! Y la empezó a menea. Ricardo suspiro e inclinó su cabeza hacia atrás ella escupió con delicadeza saliva sobre el enorme capullo de él y le paso la palma de la mano sobre la cabeza del pene para desparramar la saliva y comenzó lentamente a masturbarlo sin prisa y sin pausa, eso sí, no le apretaba el chipote, más bien todo lo contrario, hacía correr su mano a lo largo de la inmensa verga de Ricardo con fluidez resbalando gracias al constante suministro de saliva que, por supuesto, Monica depositaba escupiendo sobre el aparato de mi amigo. Yo observaba anonadado también con la pija como una roca, absorto en lo que estaba viendo caí en la cuenta de que sin querer me estaba tocando el paquete por encima de mi bañador, levante la vista asustado porque recordé que me encontraba en un lugar público en el cual Habían algunas personas y, por supuesto, sentí alivio al descubrir que entre las personas y nosotros se encontraba una roca que emergía del suelo lo suficientemente grande como para ofrecer cierto reparo si nos manteníamos sentados. Con esa tranquilidad y queriendo participar increpe: -¡Shsh! ¿Para mí no hay nada, miren como estoy? Señalando mi bulto bajo el pantalón. -No, por obtuso y mal amigo. Dijo Monica mirándome casi sobre su hombro, y prosiguió. -Además esto no es sexo, es un favor. Así que no sé porque te pones así. ¡Sos un desubicado! -¡Lo que me faltaba, le estaba haciendo una excelente paja a Ricardo y yo era el desubicado! Ella se dio vuelta y continuo con lo que hacía alzando a la vez un poco sus caderas para bajar un poco el torso y estar más cómoda mientras Ricardo mantenía la cabeza hacia atrás y se le estaba acelerando la respiración mientras emitía un suave suspiro. Con esta postura Monica me presento en todo su esplendor su redundante trasero decorado por la minúscula tanga que apenas cubría los labios de su vagina y que parecía claudicar al intentar cubrir el contorno de su ano. Su sapo parecía a punto de salirse de la escasa tela y demostraba con hechos que ella estaba caliente ya que su humedad era evidente. ¡La muy puta se había mojado pajeando a R! En ese instante el empieza a convulsionar y arroja un gran chorro de esperma que vuela por el aire y cae sobre su vientre, y luego otro y otro más que quedan sobre el brazo y la mano de Monica que incorporando un poco el torso intenta rescatar los múltiples eyaculaciones cubriendo el capullo con ambas manos y así poder juntar la "leche" que brotaba del mástil de Ricardo. Cuando termino de eyacular, Monica Cerró sus manos como si fueran dos mitades de una cuchilla intentando recoger toda la acabada de él y se sacudió las manos contra unos arbustos. Luego tomo algunas servilletas de papel y limpió el vientre de Ricardo y sus manos y dijo: -Listo. ¿Te sentís mejor? Ricardo asintió con la cabeza, yo los miraba con la pija dura y Monica, en ese instante, se giró y me miro a los ojos como diciendo -te gusto lo que vistes-, o mejor aún -vistes de lo que soy capaz. En ese instante solté con premura: -¿Para mí no hay nada? Y ella me dijo: -¿Para vos qué? Por favor no te confundas. A vos te doy cuando quieras, con vos es sexo, vos Sos mi marido. Él es nuestro amigo en una situación difícil y necesita ayuda y esto fue eso, ayuda. Además creo que no tienes que ponerte así. Señalando con la mirada mí entrepierna. -Esto no es para que vos te excites. Si no te comportas me voy a enojar. Yo la mire con fastidio y le dije: -Si, como no. Y dándome la vuelta me puse las gafas de sol y me puse a tomar sol mientras ellos hacían más o menos lo mismo. Me dormí irremediablemente con una mezcla de sabores, por un lado la dulzura de la calentura y por otro la amargura de ser un cornudo que su mujer le hace la paja a otro tipo en su cara y a él ni las gracias. Pasado un rato me desperté porque escuche un gemido, mire disimuladamente a mi izquierda y vi a Monica, que estaba acostada entre Ricardo y yo, Y vi su espalda semi incorporada sobre el vientre de R con una mano dirigiéndose hacia el mismo lugar que su cara, todo en consolidado movimiento de vaivén. -¡Por dios, le estaba chupando la pija! ¡Qué hija de puta! Me gire a mi izquierda mientras hacia un poco de ruido para que pararan ante mi inminente despertar, ellos se separaron bruscamente guardándose él su aparato y ella secándose la saliva de la boca con su mano y yo me hice el que me estaba despertando para darles tiempo de que se compusieran. Estaban acalorados por la sorpresa y ella tenía un pezón medio afuera de su corpiño yo abrí los ojos, los mire y exclame: Me quede dormido. -Y mirándolos interrogativamente les pregunte. -¿Qué, me perdí de algo? ¿Qué les pasa que tienen esa cara? Me dijo. -No nada. ¿Por qué?-Yo la mire y ella se incorporó y mientras se ponía el vestido y las zapatillas nos propuso salir a recorrer los vírgenes alrededores de ese algo a lo cual accedimos raudamente. Al momento de incorporarnos R lo hizo con algo de dificultad ya que su pija estaba morcillona, yo lo mire, señale su paquete y dije irónicamente: -¡Otra vez así, che, recién recibiste una paja de Monica y otra vez caliente! ¡Para un poco, es mi mujer no la tuya! Monica intervino enérgicamente poniéndose entre los dos y me dijo enojada:-¡Para vos, no le hables así! -Y continuó diciendo. -Vamos a caminar. Uf, que calor. -Y diciendo esto se metió desabrocho el sostén y se lo saco de abajo del vestido sin sacárselo. Inmediatamente la tela de algodón blanco dejo entrever los bien formados pechos y resaltó los espectaculares pezones de ella que sin lugar a dudas Habia pensado en hacer esto para, justamente lograr el efecto que causo en nosotros dos, calentarnos como adolescentes. Era claro que estaba jugando con nosotros a ver hasta donde llegábamos y obviamente estaba disfrutando en su papel de abnegada máquina de masturbar o, mejor dicho, de prima mayor que muestra disimuladamente sus hermosas formas a sus púberes primitos en la pileta de la casa familiar para que por la noche estos se masturbaran recordando ese hermoso par de pechos. La seguimos y nos adentramos por un sendero en el bosque hasta toparnos con un caudaloso arroyo que decidimos recorrer para ver a donde nos llevaba. Mónica iba delante y en cada exigencia del camino en que ella se tenía que sujetar de una roca o una gruesa raíz, se agachaba un poco y se le subía el vestido mostrándonos su diminuta tanga que apenas cubría su húmedo sexo, esto me ponía a 100 y a Ricardo también. Caminamos un rato y encontramos una pequeña pero muy preciosa cascada que formaba un claro en cual Habia un pequeño espejo de agua, paramos a beber de ese manantial y a admirar el paisaje. El calor era sofocante cuando Monica se arrimó al espejo para recoger con sus manos un poco de agua y al beberla se mojó el escote provocando que la tela del vestido se trasluciera un poco. Los dos la miramos y yo no aguante más y acercándome a ella la tome con prepotencia de la cintura y la besé a lo cual ella se resistió un poco pero yo la atraje hacia mí con los dos brazos mientras con una mano le tocaba el culo por debajo del vestido. Todavía tenía gusto a pija en la boca pero no me importó, es más, creo que me motivo y le metí la lengua en la boca. Ella quiso separarse y evitar que se le fuera de las manos la situación pero yo, lejos de ceder, le metí ahora las dos manos debajo de la falda y mientras que con una le apartaba la tanga, con la otra le acariciaba toda su concha húmeda desde mucho antes de que se lo tocara. Ella empezó a ceder y a calentarse aún más hasta que se entregó, me abrazo y empezó a besarme cuando yo con una mano le saque por su escote un seno y se lo masaje en especial apretando levemente el pezón lo cual la re calienta e incluso la pone al borde del orgasmo, tire de los tirantillos del vestido y destapé todo su firme busto y me dedique a tomarlo con las dos manos y a chupar como un poseído ese enorme par de senos que Monica se Habia arreglado para que yo las pudiera disfrutar. Ella mientras me abrazaba y serrando los ojos se estiraba hacia atrás liberando de su boca un gemido de placer. Por supuesto que todo esto era observado por Ricardo el cual no se perdía detalle y simplemente se dedicaba a mirar anonadado. Yo Habia bajado la guardia y M aprovechando esto me empujo para separarse y yo caí sentado en una roca mientras me decía: -¡¿Pero qué haces, no vez que Ricardo nos está mirando, está mirando cómo me manoseas y mis tetas que están al aire?! -Haciendo ademán de querer cubrirse. Entonces le dije sonriendo: -¡Dale! ¿Le haces una paja y ahora tenés vergüenza de que te vea desnuda? -No, eso no es lo que pasa. Titubeó sin saber que decir -Es que... -¿Qué?-Le increpé con altanería. -¡Ha, si!-Me dijo con la seguridad de quién tiene la sartén por el mango. -Mira, seguramente esto lo éxito, así que lo voy a ayudar a él y vos nada. ¡Te jodes! Y dirigiéndose con las tetas por fuera del vestido hacia R, se arrodillo ante el que la miraba asustado, le bajó violentamente el bañador hasta la rodilla mientras lo miraba a los ojos, en ese instante la pija le golpeó en la cara, lo cual arranco de ella una carcajada, se la tomo con una mano y diciendo. -¡Mmmm Que dura la tenés y es Enorme!, La miro, la escupió y la empezó a acariciar mientras Ricardo entraba en estado de trance hasta que Monica lo arranco con sorpresa de ese estado al decirle que por lo que yo Habia echo ella le iba a pagar chupándosela un rato. Y dicho y hecho se la metió en la boca y empezó a lamer circularmente el capullo para luego clavarse hasta el fondo de la garganta el tremendo pijón, todo esto mirando como una puta a la cara de Ricardo que no lo podía creer. La escena era increíble, Ricardo sentado en una roca con la cara de Monica entre las piernas, esta que le chupaba el chipote con muchísima dedicación como si tuviera miedo a que se secara, es decir, le ponía tanta saliva que esta empezó a chorrear por los cojones hasta que sorteando el espacio, por estar el pecho de Monica muy próximo a Ricardo y por debajo de sus cojones, la saliva le llegó hasta las tetas que se ponían brillantes con la misma. Dejaba de chupar una vez que embadurnaba bien el miembro de Ricardo y, gracias a lo resbalosa que se ponía con la saliva, le practicaba una puñeta que iba desde la base del pijón hasta el mismísimo capullo. Monica, arrodillada viciosamente miraba a Ricardo y sacaba culo arqueando la espalda sugestivamente y lo meneaba de un lado a otro como quien mueve una gallina frente a un caimán esperando el inevitable momento del salto que este pega para cerrar definitivamente las fauces en su presa. Y para completar, de fondo una hermosa cascada que moría en un transparente espejo de agua. Yo no aguante y mientras me arrodillaba, la tome por sorpresa de las caderas, le corrí el bañador y le enterré en su concha mi Pija. Ella se sorprendió y en principio intento resistirse pero al darse cuenta que era un error me miro y dijo: -De acuerdo, si quieres que se convierta en algo sexual, así será. Y mirando a Ricardo se metió la pija en la boca. -¡Eso era definitivamente un trío, mi mujer practicando sexo oral a mi amigo mientras yo me la cogía! Muy morboso. Ah no, para Monica eso era "ser solidaria" con un amigo en una mala situación. Creo que todo este tiempo estuvo fingiendo. ¿Uds. que creen? Me Habia engañado como a un niño para poder llevar adelante sus fantasías más obscuras, en realidad ella no estaba haciendo nada que yo no Halla soñado antes, que no hubiéramos hablado en la seguridad de la alcoba y al resguardo de ser "solo una fantasía". Es más, ella estaba llevando al extremo mi fantasía porque en realidad era todo lo que yo Habia planeado para nosotros dos pero potenciado al extremo que Monica lo estaba llevando. ¿Mi mujer Habia planeado esto para darme esta sorpresa? -¿Pero cómo ella sabía que todo lo que estaba pasando me iba a gustar y no terminaría en la disolución de la pareja? En realidad quiero creer que todo esto es casualidad. ¡Si, es todo casualidad! -Tengo que luchar contra mis celos y disfrutar del momento -Pensé para mí y aferrando a Monica de sus pechos, con sus pezones endurecidos entre mis dedos y fregándolos para darle placer a ella comencé a bombear rítmicamente y no de manera alocada tratando de llegar hasta el fondo de su matriz, con potencia y disciplina. Ella me miro por encima de su hombro con la boca entreabierta brillante de jugos mientras seguía masturbando a Ricardo y empezó a menear más rítmicamente el culo como auto cogiéndose mientras me preguntaba: M -¡¿Te gusta, cornudito?! E incorporando un poco el torso se metió el chipote de Ricardo entre sus tetas que empezó a resbalar en ese canalillo inundado de baba. Ricardo, apoyándose en los brazos, alzó la pelvis y empezó a cogerse las tetas de Monica. Yo viendo esto no aguante y acabé en el interior de Monica. Cuando Monica se dio cuenta que yo ya Habia acabado se dedicó a acelerar la paja de Ricardo. Me salí de mi mujer y me senté al costado y vi como cuando la enorme pija de Ricardo subía se asomaba su capullo por entre las tetas de Monica y esta, golosamente, le lamía el "ojillo" del miembro y, Alternativamente cuando bajaba, escupía un poco de saliva para lubricar el "trabajo". Esto que vi me calentó tanto que se me volvió a parar cuando Ricardo comenzó a jadear y tirando la cabeza hacia atrás lanzó un abundante chorro de semen que dio en el labio superior de Monica cayendo el resto sobre sus tetas. Ella Apuró la fricción para ordeñar por completo el aparato de Ricardo y otro chorro salió y pegó en su cuello, y otro se ahogó entre sus tetas. Cuando Ricardo termino, ella se la metió toda en la boca y se la limpió. Terminado de hacer esto me miró y me dijo: -¿Ahora qué opinas? Espero que aprendas la lección de hoy, cornudito, y entiendas que todo lo que uno dice y hace tiene consecuencias. Además creo que te gusto. Se acercó a mí gateando, yo podía ver sus pechos "laqueados" con saliva y semen, acercó su cara a la mía y me dijo: -Anímate a besarme ahora como hace un rato. Yo pude percibir el olor a semen que salía de su boca, eso me desconcertó en gran medida por el prejuicio que esto suponía. ¿Darle un beso? ¡Puajj, que asco! Aunque esto me excitó aún más. Ella arrimo su boca a la mía y me dio un ruidoso y escueto beso en los labios. Luego se incorporó aún con sus tetas al aire y con la falda por detrás levantada y se giró frescamente para caminar hacia el espejo de agua cuando pude ver la Tanga del bikini corrida hacia un costado y un espeso río de lefa que salía de su concha y llegaba hasta la rodilla donde se cortaba y continuaba justo antes de llegar a su tobillo. En ese momento se giró mirándonos por sobre su hombro mientras se tomaba con sus manos sus redondos y firmes glúteos, abrió levemente las piernas y en esa posición por demás sugestiva lanzó una carcajada para, ahora sí, encaminase al agua. Yo supuse que se iba a lavar las corridas, pero no. Se acomodó la tanga, puso el vestido en su lugar y bebió grandes cantidades de agua. Era lógico, se le Habia secado la boca. Se incorporó y nos invitó a que regresáramos a la cabaña. Ricardo y yo estábamos desconcertados tirados cada uno donde Habíamos quedado, los dos con los pantalones bajos y la pija flácida. Yo mire a Ricardo y él no me quiso mirar, se notaba que estaba muy apenado por lo que pasó. Le pregunte como estaba y me dijo sin mirar que bien. Le dije –Vamos a casa a lo que él respondió con un simple -sí. Nos paramos, nos subimos los pantalones y empezamos a caminar detrás de Monica que nos precedía con ventaja, los dos en el más absoluto silencio. Hablar de algo significaba que íbamos a tener que terminar dando las explicaciones de lo que nos Habia pasado y ninguno de los tres quería hacerlo. Cuando alcanzamos a Monica pude ver claramente las manchas en sus piernas y esto me éxito nuevamente. Íbamos camino al lago de dónde veníamos y recordé que allí Habia gente. ¿Cómo pasaría ella por allí en las condiciones que estaba? Además no se Habia puesto el sujetador del bikini y esto se notaba, créanme, sin ningún problema, además ella estaba mojada y el vestido se semitransparentaba. Creo que no se dio cuenta de esto hasta que nos encontramos en la orilla del lago donde Habían una familia un poco alejados y un grupo de tres muchachitos más cerca de nosotros. Monica se encamino en dirección de los chicos que ni bien notaron su presencia dejaron de hacer lo que estaban haciendo y la miraron con "admiración" si esta palabra pudiera aplicarse al caso. Lo cierto es que Monica levantó su frente y con paso muy vivo fue hacia los chicos y pasando a su lado los saludó y ellos hicieron lo mismo mientras que, con expresión de tontos, la seguían con la mirada. Yo aceleré el paso y me puse a su lado para preguntarle que hacía y ella me dijo que eran los vecinos de la cabaña y que era educación saludarlos. Yo le dije: -Mírate como estas y así pasas al lado de un par de muchachitos, que querés lograr, que se maten a paja esta noche. ¿No te da vergüenza? Ella paró un instante la marcha, me miró indignada y me dijo: -¿Pero cómo, y tus fantasías que tanto aplastes cada vez que cogíamos? ¿Ahora resulta que las estás viviendo realmente por culpa de que yo soy una desvergonzada y una putita cualquiera? Pero vos no, vos Sos la víctima. ¿Sabes una cosa? Vos Sos el "enfermito" que me lleno la cabeza con todos estos sueños eróticos, a mí me empezaron a gustar y ahora los voy a realizar. Si a vos te molesta Jodete, pero te aconsejo de corazón que disfrutes de lo que estamos viviendo y de todo lo que vamos a vivir en estos días, te lo aseguro. Estaba la guerra declarada. No Habia más ningún misterio que resolver. Todo lo sucedido había sido a propósito y nada de lo que paso estos últimos días fue por "amor al prójimo", "servicio a un amigo en problemas" o mucho menos "sentimientos de abnegación". Todo esto fue planeado por Mónica y yo me Habia quedado en medio de su "traición" aunque, debo reconocer que, a pesar de los sentimientos de angustiantes y desconcertantes celos que sentía, en el fondo y no tan al fondo esto lo estaba disfrutando y mucho. De hecho ella Habia dicho una gran verdad, yo todo esto le Habia soñado despierto en mi intimidad. No sabía qué era lo que tenía que hacer pero eso no me preocupaba demasiado y decidí dejar que corran los acontecimientos como hasta ahora. Nos subimos al automóvil todos en silencio y al llegar a la cabaña ella entro primero y nosotros detrás de ella, yo no podía dejar de mirar como movía su tremenda Cola y sus manchas de semen. Por supuesto que todo esto tampoco pasó desapercibido para Ricardo que no dejaba de mirarle el culo a mi mujer. Ella, ni bien entramos dijo –¡Uhff, que calor! Y sin mediar palabras se quitó el vestido quedando desnuda a no ser por la tanga, esto hizo que se me pare el pene inmediatamente. Volteó a vernos sabiendo perfectamente lo que hacía y nos vio a los dos con el "mástil" duro y nos dijo: -Muy bien, ustedes son incansables y yo la verdad es que quiero tener un poco de lo que les di así que… Y arrimándose a nosotros nos tomó de las manos y nos llevó al sillón, nos empujó hacia él y caímos sentados. Ella se arrodilló entre los dos, nos bajó los pantalones y las pijas salieron despedidas hacia arriba como si hubieran estado cargadas por un resorte. Nos miró a la cara y escupiendo en sus palmas las tomó una con cada mano y empezó a masturbarnos, luego se arrimó a la pija de Ricardo y mirándome se la metió toda en la boca. Ricardo lanzó un sonoro suspiro mientras hacía la cabeza hacia atrás y yo abrí los ojos como nunca los Habia abierto. Ella se la saco de la boca, lanzo una risa burlona y, sin dejar de masturbarnos, se acercó a mí e hizo de la misma manera. Así continuó con los dos alternativamente hasta que fue inminente la eclosión de ambos. Monica se dio cuenta de esto y nos soltó espontáneamente alejándose y sentándose en el sillón y mientras abría las piernas dijo que quería disfrutar ella. Ricardo me miro como pidiendo permiso, yo lo mire sin saber que decir y ella le dijo a Ricardo que se acerque. Él se paró y lentamente se acercó y se arrodillo frente a ella pero muy erguido, su pija quedaba a la altura de la "gruta" de mi mujer. Monica le tenía las piernas abiertas y flexionadas con los pies sobre el sillón, Estiro una mano por entre sus piernas y le tomó el miembro y mientras se lo meneaba le pregunto si le gustaba y si quería más. El glande de Ricardo estaba a cinco centímetros de la concha de Monica y el, anonadado por la propuesta, asintió con la cabeza. Entonces Mónica lo tomo de los brazos y empujándolo hacia abajo le dijo: -Si querés más primero me tenés que mamar vos a mí. Y escuchando esto, Ricardo le aparto la tanga y le empezó a practicar sexo oral a Monica que gimiendo me llamó y ordeno que le toque las tetas. Yo prestamente redirigí hacia ella y le empecé a masajear sus senos y ella me tomó la pija para menearla hasta que luego se la puso en la boca. Yo no aguanté mucho y acabe en su boca pero ni una gota de semen se salió de allí, todo se lo Habia tragado. Entonces ella empezó a gemir y agarro de la cabeza a Ricardo mientras lo estrujaba contra su concha Para estallar en el más sonoro orgasmo que yo recuerde que ella haya tenido en su vida. Empeñó a convulsionar y a gemir mientras que ahogaba literalmente a Ricardo contra su concha. Cuando acabo, Ricardo se separó de ella, tenía la cara empapada de jugos y dijo sin ninguna señal de timidez: -Ahora quiero lo mío -E intentó meter su duro paquete en la concha de Monica a lo cual ella se resistió y lo dirigió hacia el centro de sus tetas donde se metió el mástil de Ricardo y le practico una rápida y efectiva cubana que indujo sin ningún remedio al orgasmo de Ricardo, el cual al sentir próximo el orgasmo retiro su miembro de entre las tetas de Mónica y se lo metió sin permiso en la boca y, de la misma manera que Habia echo ella, él la tomo de los cabellos y la sujetó para meter toda su pija en la boca de ella mientras Gemia con la vergota dentro de su boca –Ummmmm Ummmmmm Ummmmm. Así estalló él dentro de Mónica y esta se tragó toda la leche El callo rendido en el piso. Ella lo quedo mirando con asombro porque él, definitivamente, Habia reaccionado y estaba claro que si continuaba así él iba a terminar cogiéndosela. Yo miraba y no savia que decir. Finalmente ella se incorporó y, dirigiéndose a la ducha nos dijo: -Me voy a duchar, preparen algo de comer. Y se metió en el baño y nosotros nos fuimos a la cocina a ver que preparamos y mientras estábamos preparando un peceto al horno estábamos casi terminando con la guarnición y la carne ya casi estaba cocida cuando apareció Monica en un conjuntito muy sexi con una blusita ajustada y una pollerita cortita moviéndose sensualmente nos dijo a ambos –Como Van chicos, y se arrimo a ver cómo iba la guarnición y se inclino dándonos una visión de cómo su lindo culito se asomaba mientras la pollera se le subía y se le podia ver una tanguita blanca muy diminuta bien metida entre su cola perfecta bueno pongamos la mesa, dije para poner un poco de freno ubicamos los plato en línea uno al lado de otro luego los vasos y condimentos y por último la bebida  y ya estaba todo listo para cenar y sentamos y Monica se sentó en medio de los dos y yo me estaba dando cuenta que Monica estaba provocando más de la cuenta y ella no se daba cuenta que estaba jugando con fuego jugar con su propia excitación nos sentamos a cenar tranquilos hablábamos bebimos comimos y luego de levantar y limpiar todo nos sentamos a tomar licor mientras veíamos una peli en sofá del living y creo que fui yo el mayor responsable de lo que ocurrió ya que ese conjuntito de Mónica me tuvo loco toda la cena y encima para colmo ella se sentó en el medio de los dos en amplio sillón doble cuando de repente ya no puedo aguantar más de verla asi tan excitantemente vestida y comencé a manosear sus senos como a ella más le excitaba ella en un momento me tomo la mano y mirándome como diciendo no busques lo que no te vas bancar me fue quitando la mano y seguíamos viendo la peli pero luego de un rato volvi al ataque pero esta vez buscando un punto débil para que Monica bajara la guardia y la bajo pero antes de dejarse manosear me volvio a mirar diciendo eso queres eso vas a tener y mientras estoy acariciando las tetas de Monica justo cuando meto mi mano dentro de la blusita y saco sus senos afuera me mira Ricardo y por ende baja la mirada hacia los pechos de Monica y ella al ver su mirada hacia sus senos ella estira una mano y comienza a acariciar el enorme bulto en sus pantalones y comenzaba a agarrarle la verga por arriba el pantalón y yo la veo que empieza gozar más de la cuenta jadeando y gimoteando –Mmmmmm Dios Siii Ohhhhhhhh! Ohhhhhhhh! Ohhhhhhhh! Ahhhhhh! Ahhhhhh! Ahhhhhh!, y en eso miro hacia ella y le veo agarrada de la tranca de Ricardo –Monica Que haces, le dije yo algo enojado y ella ignorándome acariciaba con más ganas la verga de Ricardo entonces yo ya completamente enojado le digo –Monica podes parar que cada vez que te busque vas a ser solidariamente la puta de Ricardo, ella se dio vuelta con una cara de enojo que jamás le habia visto –Que mente retorcida que tenes Franco todo lo vez por ahí y vos que crees que haria si vos solito le estas morbosamente mostrando mis senos y como me manoseas delante de él haciéndolo desear sabiendo su situacion, y se dio vuelta enojada y me sacos sus pechos quedándose abrazada en los brazos de Ricardo y el trataba de calmarla y yo le digo –Monica porque te pones asi, -Como queres que me ponga Franco mira como me tratas delante de nuestro amigo y como te comportas con él, -Monica por favor disculpa si me extralimite pero… no pude terminar mi concepto y la abrace para hacerle unos mimos a ver si la podia calmar y la bese tocándole los pechos nuevamente ella estaba de rodillas sobre el sillón y me abrazo con el brazo derecho mientras la besaba, con el izquierdo vi que estiro su mano hacia Ricardo y nuevamente comenzo a acariciar su paquete y en una parece que ella tiraba de él hacia su lado como pidiéndole que se acercara y Ricardo capto el mensaje y se corrió hasta quedar pegado a ella entonces ella antes de llevar su mano al paquete de Ricardo ella tomo su mano y la guio hacia adentro de la pollerita y Ricardo coló las dos manos y empezo a acariciarle su cola perfecta con mucha suavidad y delicadeza y eso excitaba muchísimo a Monica y por eso paraba bien el culito para que se lo tocara a placer luego con esa misma mano siguió acariciando la enorme Erección de Ricardo yo no pudiendo soportar más tire de su blusa abriéndola y liberando sus senos sin corpiño y me zambullí entre sus pechos a chuparlos y chuparle todo su delicado cuello y eso potencio tanto su excitación que mientras le besaba y le pasaba la lengua por su cuello bajando hacia sus senos pude ver su mano como iba detrás de ella y como primero agarro el bulto en los pantalones de Ricardo hasta formarle una prominente montaña luego con la misma mano trato de desprender el botón de su pantalón para luego bajar el cierre y mete su mano dentro del boxer de Ricardo y agarra la enorme poronga y comienza a masturbarlo suave y lentamente y yo empiezo a chuparle cada vez más el cuello y los pechos y con muchos más frenesí y en eso ella estira su espalda para atrás para que yo pudiera lamerla con más libertad y placer pero esto hiso que ella se desplazara hacia arriba de Ricardo sentándose sobre su enorme verga totalmente erecta que se en ese movimiento se le alojo entre las nalgas haciendo presión contra la tanguita de Monica  y eso le provoco un placer irresistible a Monica porque empezo a moverse y a gemir como si él se la estuviera cogiendo en serio -Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Siiii Queee Ricoooo Siiii Asiiii Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh!, Gemia ella mientras se movia revolviéndose sobre la enorme y erecta verga de Ricardo que parecia hacer tanta fuerza contra la diminuta tanguita de Monica que parecia que en cualquier momento la quebraba y la penetraría hasta lo más hondo de su golosa vulva ella estaba loca de deseo pero mi duda estaba en que si ella se moría de ganas de que yo la cogiera o si ella estaba esperando ansiosa el momento en que Ricardo se anime a llegar más lejos y la cogiera ahí mismo delante de su esposo (yo), en ese momento se estaba derritiendo por Ricardo eso era más que obvio porque estaba recontra ansiosa de que esa enorme poronga entrara dentro de concha me podia dar cuenta por los fuertes Sentones que daba contra la vergota de Ricardo y como oprimía su culito contra la pijota para hacer presión como queriendo desgarrar su tanga y aparte como se le mojaba la concha con aquel contacto tan frenético estuvimos asi un buen rato hasta que ella sin levantarse de arriba de la vergota de Ricardo me alejo de sus pechos y me hiso enderezarme y me hiso poner de pie y ahí me abrio el cierre del pantalón y comenzo a chupármela como una desesperada se la metía hasta la garganta nunca la habia visto tan excitada me la chupaba a una velocidad increible y como se la tragaba hasta atravesar su garganta mientras no dejaba de dar fuertísimos sentones contra la erecta poronga de Ricardo como si se lo estuviera cogiendo mientras me chupaba la verga a mí y durante todo esto ella me la empezo chupar rapidamente metiéndosela y sacándosela rapidamente y me hiso acabar como un animal dentro de su boca tanto me saco que ni tiempo a tragar tuvo se le salia por la comisuras de los labios chorros y chorros de leche espesa y luego de que yo acabe vi como buscaba hacerlo acabar tambien a Ricardo y al notarlo la agarre de la mano y la lleve a nuestro dormitorio y le pegue una cogida de campeonato y luego acostados empezamos a hablar en la cama y ella me dijo –Eso que acabas de hacer estuvo muy mal, -lo que, pregunte –El Traerme a coger aca y dejarlo sin desahogarse a Ricardo, me respondió –pero Monica no me digas que vas a volver a masturbarlo o chuparsela de nuevo por caridad?, le respondí y ella me miro muy enojada y me dijo vos tenes la mente muy sucia todo lo vez por el lado del sexo y tambien te falta aprender mucho sobre humanidad y yo te voy a dar una lección que la vas a recordar muy bien, me dijo con un tono de estar muy enojada, y se levanto de la cama se volvio a vestir con la misma ropa y salió de la habitacion rumbo al living yo ya dentro de la habitacion pude oír sus pies bajando las escaleras espero un rato hasta que pueda darle tiempo de llegar hasta el living y salgo de la habitacion y voy hasta la escalera y bajo unos escalones para poder ver y escuchar sin ser visto y vi a Monica Caminar sensualmente rodeando el sillón donde estaba acostado Ricardo hasta llegar a estar frente a él y estirar una mano hacia su bulto y acariciando suave ella le dijo -Esto necesita un ayudita de mi parte, y luego Monica se inclino encorvando su cuerpo y le comenzo a frotar la poronga sobre el pantalón mirándolo con una cara de gata en celo mordiéndose el labio inferior y con una mano se frotaba su vulva con la mano adentro de su pollerita y lo seguia mirando mordiéndose el labio hasta que sin quitarle la mirada le Pregunto –Queres que te masturbe y luego te la chupe?, Ricardo se queda un buen rato en silencio sin saber qué hacer ante tal situacion y como buscando valor para decir las palabras adecuadas hasta que se ve que tomo demasiado valor porque la miro y le respondió –si y despues quiero chuparte esa conchita y subirte arriba mío cogerte con esta Poronga que tanto te Gusta, yo pense que Monica le diría Que Se fue de mambo que esto de desmadro pero ella lo mira con una cara perra alzada y le dijo –Primero quiero chuparme esa poronga enorme y que me llenes la boca de Leche me encanta que me hagan tragar Lechita y mas con una tremenda poronga como esta, le dijo tomándole la verga ya fuera del pantalón y empezando a pajearlo lentamente mientras abría la boca y se relamía mirando esa vergota como saboreándola antes de chuparsela, y luego lo hace pararse y Monica se arrodilla ante Ricardo toma la enorme poronga con sus manos y la pajea un poco y luego se la lleva a la boca y comienza a chuparsela con un empeño que pocas veces habia puesto conmigo estaba como fascinada con ese pedazo pija enorme la chupaba de una manera increible usaba toda su tolerancia para empujar hacia adentro intentando tragar esa verga descomunal no solo en tamaño sino tambien en grosor estaba empujando y empujando hasta en el ultimo empujón con mucha dificultad pudo tragársela completa hasta que su mentón choco con la pelvis de Ricardo la sacaba y volvía a metérsela entera hasta chocar nuevamente su mentón con la pelvis de él ya Ricardo con una calentura desenfrenada empezo a amasarle los Grandes Senos de Monica como desesperado y ella se Calentaba mas Ricardo estaba a un pasito de cogérsela en un momento yo pense que iban coger porque vi como Mónica desesperada se saco la poronga de la boca y luego se arranco la camisita y luego el corpiño liberando sus enormes melones pero luego se abalanza sobre él y le vuelve a chupar la pija un rato y luego la vuelve a sacar de la boca y se empieza a pegar en los pechos con la pija totalmente excitada luego se abre los pechos y coloca esa vergota en el canal de sus gomas y aprieta los senos con ambas manos y comienza una turca de campeonato y empieza a Gemir como perra –Uhhhhhhhh! Ohhhhhhhhhh! Ohhhhhhhhhh! Ohhhhhhhhhh! Siiii Asiii Papiiiii Asiiiii Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh!, el cierra los ojos y empieza a suspirar de placer –Uhhhhh! Siii Perraaaa Asiiii Uhhhhhh! Ohhhhhh!, y él mientras Gemia empezo a mover la pelvis cogiendo sus senos y ella no paraba de gemir - Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Siii Cogemeee Laaas Tetaaas Asiiiii Daleee Seguiiii Asiiii Queeee Meee Vaaas A Terminaaar Cogiendoooo Todaaaa Mostrameeee Con Miiis Pechooos Comooo Looo Vaaaas Haceeer Eeen Miiii Conchitaaaa Asiii Meeee Preparooo Paraaaa Cuandoooo Meeee Cojaaas Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh!, estaba sacadísima no se podia controlar en lo más mínimo y Ricardo no paraba de bombearle las gomas empujaba su pelvis con Gran ímpetu en eso parece que decidio tomar posesión del cuerpo de Monica y estableció el dominio sobre ella porque al parecer ya no aguantaba más y queria acabar porque gruño y dijo –Uhhhhh Diooos Tomaaaa Perraaaa Tomaaaa, le dijo y le saco la verga de las tetas y la metió en la boca de Monica y la embistió hasta el fondo y a los pocos segundos ya se podia ver como salia de las comisuras de los labios de Monica gruesos hilos de Semen que colgaban de su boca y mentón para caer en sus pechos luego ella se la saca de la boca y apuntado a sus pechos comienza a masturbarlo con gran fuerza y la verga no paraba de disparar Semen luego ella levanta la pija hacia su rostro con la boca abierta y la lengua afuera y unos cuatro últimos Chorros se dispararon sobre su cara regándola completa quedo completamente cubierta de semen en el cuerpo, el rostro y todos sus pechos y su abdomen y ella en ese momento se incorpora y con un suspiro dice –Uhhhh! Papiiii Todaaa Esaaa Lechitaaa Eraaa Paraaa Miiii mañana veo como hacemos para coger, -Mañana Te destrozo perra, le responde el –bueno soña conmigo Papi que mañana me coges completa, le dice ella y le tira un beso con la mano y la boca llena de leche luego se dirige hacia las escaleras que era donde yo estaba asi que rapidamente subi al dormitorio y sentí como ella subía los escalones, luego yo ya dentro de la cama me di cuenta que ella no se vino para el dormitorio ya que ni entro pero luego sentí como se cerraba la puerta del baño y ahí me di cuenta que se metió en baño a ducharse y luego entro a la habitacion con un conjuntito con una tanguita diminuta y un corpiño Blanco transparente y con el pelo mojado y se metió en la cama, yo haciéndome el boludo como que no habia visto nada le digo –Ey te lo cogiste? Te escuche Gemir como una perra, y ella me mira con una mirada muy intimidante y me responde –Eso Crees de Mi bueno parase que voy a tener que darte una lección Solo se la chupe, -Y porque te duchaste? Le interrogue yo –porque me Baño toda en leche esa pija es muy potente cuando ese Pijon Explota, Explota en serio, no podia creer lo que escuchaba que ella me respondía asi luego de esa discusión ambos nos quedamos dormidos hasta que amaneció el otro dia. Al otro dia Monica Despierta antes que yo y se viste con ropa de gimnasia y sale a correr un poco y vuelve una hora despues y yo seguia durmiendo y como cuando llego todos seguíamos durmiendo ella se dispuso a preparar el desayuno para todos mientras estaba en eso despierta Ricardo y se va derecho al baño y al rato sale del baño y se dirige a la cocina y lo primero que ve es a Monica con ese top y short de calza pegado a su cuerpo como una segunda piel y se dirige hacia ella para saludarla y le apoya la verga contra la cola de Monica ella instintivamente hace presión con su cola perfecta contra la enorme poronga de Ricardo él al ver la reacción de ella paso las manos hacia adelante y tomo sus pechos estrujándolos con deleite y acerco su cara al cuello de Monica y empezo a besarlo sacándole suspiros –Uhhhhhh! Por favor Ricardo Ohhhh! Ohhhh! Ohhhh!, decia ella mientras suspiraba haciendo presión con más fuerza con su culo contra la vergota de Ricardo y el lamiendo la oreja se acerco a su oído y le dijo –Quiero Cogerte Monica Quiero Cogerte toda, y justo en eso me levanto y cuando voy bajando las escaleras escucho a Monica Gemir y Decir –Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Siii Cogeme desde que te masturbe y acabaste en mi cara y en mi boca no dejo de pensar en tenerte dentro de mi conchita Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh!, -En tu conchita y tu colita, le respondió el arrinconándola contra la mesada y llevando ambas manos a la cintura de Monica e ir tirando hacia abajo su shortcito y dejarlo por debajo de sus rodillas y se quedo viendo la imagen del culito de Monica tragándose la tanga y él le empezo a manosear toda la cola perfecta y ella paro bien la cola y gimiendo dijo - Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Yaaa Ricardooo Hacelooo Cogemeeee Quierooo Pijaaaa Quierooo Pija Enormeeee Hacemeee Tuuu Putaaa Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh! Ahhhhhhhh!, Gemia Monica descontrolada el paso una mano por todo el contorno de la concha sobre la tanga estaba re mojada y el corrió a un lado la tanga de Mónica liberando la concha depilada de Mónica y se acerco a ella y le apoyo la gorda cabeza en la entrada de su concha y ella empuja su culo y se clava completa ella solita –Ahhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhh! Dioooos Siiii Asiiii Siiii Cogemeeee Asiiii Ahhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhh!, empezo a gemir ella sin reparo alguno de que yo oyera sus gemidos mientras el seguia arremetiendo detrás ella y a la vez ella empujaba su culo contra la pija cogiéndose sincronizadamente entre ambos y ella era consciente de que yo podría despertar en cualquier momento asi que decidio apurar el tema y parece que él pensaba lo mismo porque ambos empezaron a aumentar la velocidad de las embestidas y ella empezo a gemir con más intensidad ya que esa cogida la estaba volviendo loca de placer –Ahhhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhhh! Siiii Asiiii Maaas Asiiii Papitooo Cogemeeee Asiiii Ahhhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhhh!, gemía Monica totalmente sacada por un placer que nunca sintio y en eso él la desclava totalmente y la vuelve a penetrar bien al fondo y le da unos tres bombeo y le largo toda la abundante leche Dentro de la concha haciéndola explotar en un orgasmo increible –Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Dioooos Mioooo Siiiii Queee Ricooooo Siiii Acaboooo Juntooo Coon Vooos Llenameeee, Llenameeee Asiiii Siiii Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!, gemía Monica presa del orgasmo arrasador que surgió por el tremendo y potente chorro de leche que le subia a lo más profundo del interior de su vagina Llenándola hasta rebalsar el útero mientras Ricardo le llenaba la concha de Leche con un gran riesgo de fertilizar su útero ya que se pusieron a coger si protección ella intensificaba la potencia de su orgasmo, cuando Ricardo le retira el pijon lentamente de la concha un enorme chorro de Semen empezo a chorrear de la conchita Depilada De Monica una vez que el saco la poronga totalmente ella como si nada se acomodo la tanga y se subio el short él se guardo la vergota se cerró la bragueta y se sentó en la mesa y yo desde arriba hice ruido para que se dieran cuentan que estaba despierto luego de un rato bajo y ellos estaban ahí como si nada ocurrio el seguia sentado y ella seguia haciendo el desayuno la saludo –Hola amor buen dia, -buen dia amor dormiste bien, -Si vos porque te vestiste asi?, -Ah solo Sali a correr un poco, -ni en vacaciones dejas de joder con la gimnasia, -Y bueno amor este lomito debe mantenerse en forma, diciendo esto se acerco a la mesa sirviendo el desayuno para los tres, desayunamos los tres en la mesa hablando de temas variados hasta que Mónica salio con algo que no esperaba –¿Por qué no salimos a caminar los tres y Luego despues de cenar nos quedamos haciendo algo interesante a la noche mientras tomamos algo?. –Me gusta la idea. Dijo Ricardo yo me quede callado sin saber que decir y al final termine aceptando.


Continuara…

viernes, 14 de noviembre de 2014

El Curioso Pertinente Fernan y Yo





Al hablar de uno mismo sólo se puede caer en la vanidad o en la imprudencia. Y si desvelo lo que ocurrió entonces es sólo porque, con la perspectiva de hoy, lo único que puedo decir es que todos los protagonistas de esta historia, si pecamos de algo, lo hicimos de ingenuos. Recordando entonces, tras siete años de matrimonio, sólo puedo decir  que era feliz. Que en aquel momento, mientras hacía el amor con mi jovencísima esposa, era feliz. No en vano Angélica me llevaba 20 años, y a sus 25 estaba más guapa que nunca, había explotado como mujer, y ahora era mucho más bella que cuando nos casamos, recién cumplidos los 18. Y en ese momento, en medio de un polvo, estaba bellísima, con su cuerpo perlado de sudor sentada en la cama frente a mí con las piernas alrededor de mi cuerpo. Y eso que esa postura no me iba mucho pero Angélica siempre le gustaba cambiar. Se movía de manera diabólica, aguantando el cuerpo con las manos sobre la cama, levantando la espalda y pivotando todo el juego sobre su pelvis ¡Cómo si eso le fuera a servir de algo! Yo no la tenía muy grande, que digamos y ella estaba tan mojada… Pero como siempre no me reprochaba nada, y eso hacía que la quisiese todavía más. Sólo en aquellos momentos de cama Angélica traslucía un poco de la angustia en la que la sumía nuestra vida marital. Luego, nunca un reproche, ni por activa, ni por pasiva. Y estaba tan buena… yo ya no podía más. Y eso que acababa de empezar. Ella lo notó: –¡No Acabes, cariño! ¡Todavía no!, suplicó la pobre Angélica. Pero sus enormes pechos se movían de tal manera que no pude contenerme. Y Acabe. Mi escasa virilidad se salió y Angélica, se quedó mirándome a los ojos no sé si sorprendida por mi fogosidad o por la brevedad de la misma que, como era costumbre, la había dejado, digamos… como a medias. Algunas noches yo fingía que me quedaba dormido y ella remataba la faena con sus manos, ahogando  sus jadeos como podía, como si temiera despertarme. Pero ese día, el día que empezó todo, no era de noche, era por la tarde, y mi hermana Pilar estaba a punto de llegar. Bajé de arriba con un pantalón y una camisa blanca. Angélica prefirió ducharse. Estaba descalzo y me preparé un café. La cocina era fantástica, como toda la casa en sí, un Duplex con dos niveles a las afueras, que servía de propaganda para un arquitecto como yo. Y lo hubiera sido si el ciclo económico no hubiera cambiado y ahora no se vendiese ni un maldito piso. Aún así yo había sido afortunado. No había malgastado mi dinero y ahora podía vivir de las rentas, sin grandes excesos, fuera de los que hacía en la cama entre las piernas de Angélica, que eran derroches para mí pero cuota de mínimos para ella. Sonó el timbre de la puerta. Debía de ser Pilar. Y en efecto lo era, pero no venía sola: le acompañaba mi sobrino, Rico. Bueno, se llamaba Federico, pero toda la vida le habíamos llamado Rico. Tenía 14 años, pero ya de pequeño había sido enfermizo y débil. Y se había quedado bajito, cargado de hombros y con unas gafas de empollón. Le pregunté qué le pasaba al niño para que, además, llevase el brazo en cabestrillo. –Le pegaron en el cole, nada importante saldó Pilar. Les hice pasar y les ofrecí un café. Pilar, como siempre fue al grano. –El tío Baldomero ha muerto, ya lo sabes. Tengo que ir a la lectura del testamento. Tardaré tres días. Necesito que Rico se quede con Ustedes. Iba a protestar, levemente, porque Pilar me había dejado parte del dinero con el que había construido aquella casa. Pero Angélica me interrumpió llegando desde atrás: –Será un placer, Pilar, desde luego. Una mujer bella desnuda está preciosa pero vestida resplandece impresionante. Y ése era el caso de Angélica. No sólo por los tacones de 12 centímetros, sino por el vestido de finísimos rombos negros y mangas hasta el codo. Además, con el pelo recogido estaba todavía más guapa, como de joven, con 17 años, cuando se presentó a Miss Guadalajara. Y ganó, claro. Un año después se casaba conmigo. Lo mejor es que Angélica se comportaba siempre como si no se diera cuenta del efecto que provocaba en los hombres, como si la falda de aquel vestido no fuera demasíado corta para sentarse en el sillón Egg rojo, como si al cruzar las piernas no hubiera enseñado brevemente su Tanga, o, peor, su tanga… como si Rico no tuviera los ojos desencajados por la visión. Sus gafas se empañaron y no pude evitar reírme. –Será un placer, Pilar. Y Rico, es tan bueno… –Lo único es que el director me ha convocado a una reunión el lunes. Por lo de la pelea, el brazo herido y todo eso. Yo el jueves ya estaré aquí, pero necesitaría que unos de Ustedes le acompañasen. Iba a decir que no había inconveniente pero Angélica, como siempre, se me adelantó: –Yo misma lo haré, sin más problema y tal como lo dijo se levantó, pasó al lado de Rico y le revolvió el pelo con la mano. Ella no pudo verlo, pero la cara de Rico se encendió como un farol y yo hubiera jurado que lo que apuntaban sus pantalones era una incipiente erección. Angélica volvió con una taza de café y un movimiento de caderas que hubiera despertado a un muerto. Cada sorbo de café lo hacía frunciendo los labios de un modo que sólo en ella parecería natural. En el resto del género humano no hubiera pasado de burda provocación. Pero a mi esposa le resultaba tan innato como respirar. Mi hermana Pilar no dejaba parlotear y parlotear así que traje unas lionesas para acompañar el café. Angélica, como siempre, sólo tomó una pero daba igual porque comiese lo que comiese no engordaba nunca, lo que era más asombroso teniendo en cuenta que tampoco hacía ejercicio… fuera de la cama, quiero decir. Era increíble lo que le podía durar una sola lionesa a Angélica, casi media hora. Cada pequeño mordisquito, cada suave lametón, cada vez que se repasaba el labio superior con la lengua  para recoger un resto de crema, cada vez que se chupaba uno de sus deditos… era un suplicio para mí. Yo y mi pequeño amigo nos estábamos animando de nuevo. Y cuando una brizna de hojaldre cayó sobre el vestido y fue a parar justo en donde acaba su pecho… eso, ya fue el delirio. Lo apartó pinzando el dedo corazón con el pulgar pero el efecto fue que si alguien no se había fijado en cómo se le marcaban los pezones debajo de aquel vestido tan ceñido eso ya no fue posible después de ese gesto. Yo estaba tan absorto con mi propia esposa que no parecía su marido. Pero al final me di cuenta que había alguien que lo estaba pasando peor que yo: mi repelente sobrino. A pesar de tener sólo un brazo bueno, había tenido a mi santa esposa enfrente y eso no lo podía resistir un adolescente con subidón de hormonas y… algo tenía que hacer con el brazo libre y no precisamente lo que tenía más ganas de hacer así que se atiborró de lionesas. Pilar fue a levantarse y se quedó petrificada al ver el estado en el que se encontraba su hijo: con las comisuras de la boca llenas de crema y la baba cayéndole. –Pero ¿qué le pasa a este hijo mío? ¿Qué tendrá en la cabeza? –En la cabeza no sé pero en su barriga… ¡se ha zampado todas las lionesas! –¡Qué van pensar de tu madre! ¡Pensará que te tengo maleducado! Levántate y pide perdón. –No puedo, mamá. Me duele… –¡No me extraña, Rico! ¡Te has empachado! –Venga, te llevaré a la cama –creo nada le hubiera gustado más, no sólo porque fue Angélica quien lo dijo, sino porque después se levantó y para eso tuvo que descruzar las piernas antes y claro, por los ojos como platos que puso Rico quedó claro que había visto algo que llevaba mucho tiempo intentando ver. Angélica lo Tomo del brazo y le dijo: –Ven Vamos, a tu cuarto. Me pregunté si no podía pegarse algo menos, si era del todo necesario que rozase tanto con su pecho el brazo del Jovencito. Y me sorprendí a mí mismo dándome cuenta de que había sentido una punzada de celos. – ¡Dios, sí que le duele! ¡Casi no puede caminar! se sorprendió Pilar, la ver lo corto de los pasítos de su hijo. –Sí –murmuré–, debe estar, muy, muy mal -Espérame Aquí Pilar que voy con ellos si necesitan algo y la deje sentada en el living Pilar se puso junto a mí y encendió un cigarrillo y Dijo: –No sabes lo que te agradezco que se quede con Ustedes. Son los únicos en los que puedo confiar. Y subí las escaleras y cuando Llegue a la habitación y Angélica le ayudó a tumbarse en la cama. Como siempre, mi esposa era un dechado de bondad: –¿Estás mejor, Rico? –No. Me… me duele… mucho. Le dice El jovencito, Angélica le quitó los zapatos. Lástima que para hacerlo tuviera que volver a inclinarse y nos ofreciera a todos una fantástica vista de su Cola. Ahora no había dudas: la Tanguita era blanca. Pero no creo que eso fuese lo que necesitaba mi sobrino, que cada vez parecía más congestionado. –Cálmate, te daré un masajito Rico. Y ni corta ni perezosa empezó a frotarle la barriga a Rico, primero por encima de la camisa, luego por debajo... –¿Mejor ahora? –No, Tiíta, ¡me duele tanto! –Ayyy Más abajo, tía, Ayyyy más abajo gemía el muy ladino. Y yo no podía quitarles Los ojos a mi mujer y al listillo de mi sobrino. La mano de Angélica iba bajando y ya estaba en el abdomen de Rico, ya se abrían los botones del pantalón y la mano seguía bajando. –¿Mejor así? –Mejor, mejor… No tenía dudas, la punta de sus dedos debían de estar rozando la base de ese bulto en los pantalones del Pendejo. Sutil pero eficaz. Pronto me di cuenta de su juego, inclinada, con el culito ligeramente en pompa hacía mí. Al mismo tiempo su mano iba dibujando circulito, que sin llegar a tocarle del todo le acariciaba una y otra vez. –Ah… ah… sigue, sigue, por favor… ¡más! Y Angélica no paró. Le Metio la Mano dentro del pantalón desabrochado y dentro del slip de mi ladino sobrino y Sin sacar la verga afuera le estaba haciendo una paja a mi sobrino dentro de su ropa interior delante de mío… no podía creerlo aunque no veía ciertamente algo interesante encontró porque apenas agarro ese miembro quedo con la boca abierta y luego se modio el labio inferior Nada se notaba como tenía tomada la verga con una mano y la meneaba de arriba hacia abajo muy lentamente mirando fijo a los ojos al vil de mi Sobrino y mordiéndose ligeramente los labios. Nunca en aquellos siete años de esposa modelo había hecho algo así. De repente, noté el espasmo en el cuerpo de Rico. Todo se había acabado. Teniendo en cuenta lo mortalmente buena que está mi mujer, el pequeño cabroncete había aguantado lo suyo. -¿Uuummmm Siiii A que ya está mejor o necesita algo más intenso? preguntó Angélica, con un leve deje de picardía. –Sí, sí –musitó el adormilado pilluelo. Pilar desde el living. Tan pendiente de sí misma como siempre, no se había enterado de nada. –Bueno, siendo así, me voy más tranquila. Nos veremos el jueves. Y así llegó un invitado inesperado a nuestro pequeño paraíso particular. El domingo mi sobrino pasó el día estudiando, algo normal en él. Y Angélica aprovechó para ir al centro comercial. Fue demasíado arreglada para mi gusto. Me imaginaba a todos los hombres viendo aquel Corpiño balconette que asomaba intrépido a través del escotado jersey. Me imaginaba a los tenderos, a los reponedores intentando llevarle las bolsas hasta el coche, peleándose por ello. Cuando llegó sorprendí a Rico, que había abandonado su habitación, sentado en una silla en la cocina estaba contemplando como mi dulce Angélica estaba llenando de viandas nuestra enorme nevera de doble puerta. Su falda de tubo blanca, elástica y ceñida se apretaba a sus posaderas como una membrana tentadora. La cara de Rico era un poema. Yo mismo tenía que haberme ofrecido a ayudarla y lo hubiera hecho en otras circunstancias. Pero ver al crío embobado con aquellas vistas hizo que yo tampoco quisiera perdérmelas, como si redescubriese gracias al zagal lo que tenía en casa. Después de comer, Rico se volvió a estudiar y Angélica y yo pasamos al salón a tomar un café. –Te sirvo el café y así me podrá ver las tetas –y sonrió malévola – que ya he visto lo que hacías en la cocina mientras llenaba la nevera. –No sé de qué me hablas. Me pareció que se demoraba algo más de lo necesario antes de verter el café, inclinada hacia mí, para que viera aquel melonar rebosante, a punto de desbordar el balconette, bajo el amplio escote del jersey de angora. –Pues debería, porque me he esforzado mucho en poner el culito en pompa para ti. ¿No te has dado cuenta que tenía el cajón de las verduras abierto mucho más tiempo del habitual? Ha sido mi regalo a mi maridito. –A tu maridito y a tu sobrinito, que ese mucho hacer ver que estudia pero hoy la clase de repaso se la ha dado contigo. –Venga, ¿no estará celoso? Pero si es un chiquillo –y se preparó para ella un café con leche. Se llevó la taza de café a los labios mientras cruzaba las piernas para que yo pudiera volver a admirar su envidiable figura. –Oye, que ayer te pasaste. Con la barriguita y con lo que no era la barriguita. –¿Qué iba a hacer, cariño? ¡Estaba su madre delante! ¡Si me quejaba hubiera sido un escándalo! –¿La tenía muy grande? –¡Cómo eres! ¡Si ni la toqué! ¡Yo que sé! Percibí un punto de rubor en sus mejillas un tono descarado en la voz cuando mentía. Volvió a reír divertida. Parecía todavía más adorable, cuando oímos la voz de Rico más allá del pasillo: –¡Tía, puedes venir? Angélica se encogió de hombros y dijo: –Ahora vuelvo. Contemplé como se alejaba con aquella falda que le marcaba el tanga de una manera que lo que imaginabas te ponía todavía más cardíaco que lo que no podías ver. Me dio en la nariz que me iba a perder algo interesante así que me levanté y sigilosamente fui tras ella. Angélica había entrado en uno de los lavabos de la planta baja. Yo rodee la estancia, porque conocía la casa al dedillo. Por algo la había diseñado yo. Desde el cuarto de la ropa sucia podría ver lo que pasaba dentro desde una ventana ovalada, que había diseñado y que daba a la cabecera de la bañera, para el baño tuviese luz natural. Ahora iba a ser útil para un fin para lo que no la había proyectado, a pesar de que había algo de Vapor. No los podía oír pero se entendía todo. Mi sobrino estaba denudo, pero sin nada a la vista, de cubierto de jabón que estaba su cuerpo. También tenía el brazo en cabestrillo. Se tocaba una pierna, como si se hubiera hecho daño. Entendí lo que estaba pretendiendo: alegaba que se había caído en la bañera por tener el brazo vendado. Pensé que mi fiel esposa se aseguraría de que estaba bien y se marcharía pero… ¡Le estaba tocando la nalga! Como si quisiera cerciorarse de que el golpe no había herido nada más que su amor propio. Pensé que ya se habría acabado todo pero la muy tonta estaba cogiendo la esponja y empezando a… quitarle el jabón. No podía creerlo. Yo sabía que Angélica, tras ese nombre que hacía honor a su cara, era procaz en mi cama y provocadora a la hora de escoger prendas en el vestidor que le puse al lado de nuestro cuarto. Pero nunca me había dado motivos para dudar de ella. Pero ahora estaba sacando el jabón de los hombros de Rico, del pecho, de su espalda. Me tuve que poner de puntillas porque el Vapor iba subiendo, pero al mismo tiempo dificultaba que me vieran. En cinco minutos, mi mujer había dibujado una península: había quitado el jabón de todas las partes del cuerpo de Rico menos de una. Dejó la esponja y dio medio vuelta, pero el chico dijo algo… No sé lo que fue pero funcionó. Angélica hizo un puchero, como cuando le daba pena en la calle un perrito abandonado, y volvió a Agarrar la esponja, mojándola lentamente, como cuando me había puesto el café. Hasta desde mi elevada posición, vi que un pezón estaba a punto de escaparse así que Rico debería tener una vista fantástica, mucho mejor que la mía. Pero no podía recrearme con el paisaje porque las maniobras de mi querida mujer reclamaban toda mi atención. Fue sacando el jabón de las partes pudendas de mi sobrino muy, muy lentamente. ¿Estaría disfrutando? Miré a su cara pero los ojos como platos que había puesto no permitían leer en su cara nada más que estupor. Porque lo que estaba emergiendo de aquel suave frote no era una península era el cabo de Hornos, pero un horno, muy, muy caliente. ¿Cómo podía tener aquel mocoso un miembro de tales dimensiones ¿Ciertamente, Rico era un empollón con una Pijota fuera de lo común. Y no sabía si era por el roce de la esponja, el escote angelical, o la ceñidísima falda de tubo… pero es que además estaba en posición presenten armas. Hasta mi pequeña zanahoria se estaba animando, pese a que a las claras deslucía frente a la berenjena del chico. ¿Cómo podíamos ser los dos de la misma sangre? ¿Cómo podíamos tener la misma cadena genética? ¿Ante la dimensión del descubrimiento tenía que llamar a mi madre para  preguntarle si yo era adoptado? Pero no era el momento de hacerme preguntas. Angélica sostenía aquella tranca sobre la esponja que era lo único que se interponía entre la mano de mi mujer y aquel fenómeno de la Naturaleza, como si estuviera contemplándola intentando prolongar la visión de aquel prodigio. En eso, sonó mi móvil. Siempre pienso que tengo que bajarle el volumen del tono pero luego nunca encuentro el momento. Todos nos sobresaltamos, pero la que más se Sobresalto fue Angélica, que dio un gritito se le escurrió la humedecida esponja de la mano. Mira que es buena: no hizo nada por  palpar aquel fruto prohibido. Pero quizá temiendo que al oír el móvil tan cerca yo estuviese a punto de entrar por la puerta, se inclinó para recoger la esponja del fondo de la bañera y claro entre sus prominentes turgencias y unas dimensiones de barra de pan a la que yo la tenía desacostumbrada pues pasó lo que tenía que pasar, que aquel par de melones toparon con el Pijota estudiantil por la acción del agua de la bañera su ropa se Aflojo y se desprendió su camisa y esa inmenso miembro fue a parar entre medio de sus dos Senos justo en el medio de Canal ella totalmente desencajada sin poder ocultar su tremenda excitación tomo ambos senos y los apretó alrededor de esa inmensa Verga y comenzo a moverse de arriba hacia abajo haciéndole una magnifica turca con sus enormes senos y parecía que estaba muy excitada por los gemidos que escuchaba de sus labios y la forma rica en que se relamía los labios –Uuuuhhhhhh Oooohhhhh Ooohhhhhhh Oooohhhhhh Si Siiii Ricoooo Siiii  Queee Lindaaa Pijotaaaa Queee Teneees Aaaaahhhhhhh Aaaahhhhhh Aaaahhhhhhh. Lo último que vi es que Angélica intentaba apretarse los senos con las palmas abiertas y empujaba su cuerpo de abajo hacia arriba masturbando a Rico con sus Grandes senos, ella comenzaba a abrir sus labios para gemir y lo que escuche de Angélica fue algo que me dejo sin habla entre gemidos dijo Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhh Aaaaahhhhhh Siiiii Que Buena Pijaaaa Meee Reee Calientaaa Nunca Tuve Una Cosa Así Tan Hermosa Y Tan Grande siempre quise tener una así para Chupar y coger Aaaaahhhhhhhh Aaaaaahhhhhhh Aaaaaaahhhhhhhhhhhhh y mientras Decia eso bajaba su rostro hacia el canal de sus pechos. Dejé de mirar y rechacé la llamada en mi móvil. Luego di la vuelta y seguí mirando y Vi como mi mujer bajaba su cabeza hacia sus senos para ubicar sus labios en el inicio del canal de sus tetas y su intensión era cuando bajaba su cuerpo capturaba esa vergota con sus labios no lo podía creer y cuando bajo su cuerpo con la vergota entre sus tetas pude ver como el glande se le poso entre los labios y ella abrió su boca y al bajar más su cuerpo el glande se metio de lleno dentro de su boca y increíblemente soltó sus senos y tomo la vergota con sus manos y comenzo una mamada de campeonato Se la chupaba con devoción –Uuuummmmm Uuuummmmm Uuuummmmmm Se le escuchaba gemir con la verga dentro de la boca y estuvo un buen rato mamándosela y se la saca de la boca y con una mira encendida y le dijo –queres que te la siga mamando o queres seguir jugando con mis Senos Rico Eligio la segunda opción así que Angélica muy sensualmente se coloca esa Pijota entre sus tetas y vuelve menearle la vergota y totalmente fuera de sí misma comienza a gemir –Aaaaaahhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhh Aaaaaaahhhhhhhhh Siiiii Aaaaahhhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhh y de repente Pude oír como mi mujercita farfullaba un tanto molesta y Algo rara. –Uuuuhhhhhh Ooooohhhhhhh Oooohhhhhh Oooohhhhhhhh ¡Joder Dios! ¿Me tenías que Acabarme así en las tetas Yo la quería en la boquita y saborearla bien y tomármela toda Haber Haceme un lugar así te termino de bañar y vi que Angélica Se Empezaba quitar su Ropa hasta quedar con una diminuta Tanga que te quitaba el aire y se disponía a entrar en la bañera con mi sobrino con solo la tanga puesta yo estaba estupefacto metio una pierna luego otra y ya estaba dentro de la bañera se empezó acomodar delante de mi sobrino y cuando se fue sentó sintió la enorme verga en su Culo y lo primero que se escucho fue –Uuuuhhhhhhh Diooos Siiii Queee Ricooo Oooohhhhhhh Oooohhhhhhhh Siiii Comooo Meee Gustaaa La Quierooo Laaa Quierooo Yaaaa Aaaahhhhhhh! Aaaahhhhhhh! Aaaahhhhhhh!, y Mordiéndose los labios comenzo un movimiento de su cadera pegando el culo hacia Rico -Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhh Aaaaahhhhhhhh Siiii Asíiii Te Gusta Asíiii Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhh Aaaaahhhhhhhh Le preguntaba Angélica entre Gemidos mientras no paraba de menearle el Culo sobre la enorme Verga De Rico y luego dijo algo que me dejo helado y perplejo - Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhh Aaaaahhhhhhhh Siiii Diiios Siiiii Sabes Esta Tanga me Molesta no Te Incomoda si me la quito Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhh Aaaaahhhhhhhh decía increíblemente Entre Gemidos y Se paro dentro de la bañera y comenzo a bajar su tanga Lentamente ante la mirada de Rico que la Miraba con ojos abiertos como platos mientras la tanga seguía bajando ella levanto una pierna para que no se le mojara con el agua de la bañera y a la vez le mostraba toda la conchita bien depilada con sus labios bien húmedos y abiertos luego tomo la tanga con sus manos y la colgó en un toallero y se volvio a posicionar en la misma ubicación anterior pero no se pudo echar completamente sobre la bañera que como elevada sostenida con sus piernas algo había en el camino y eso era la enorme verga de Rico que al ubicarse en la bañera se topo con los labios de concha justo en la entrada estaba en posición de ensartarla completa y ella Lanzo un gemido –Uuuuhhhhh Oooohhhhh! Oooohhhhh! Oooohhhhh! Diooos Miooo Ricoooo Esaaaa Cosaaa Tuyaaaa Eees Divinaaa Se Sienteee Taaan Pontenteee Taaan Gruesaaa y Taaan Enormeeee Queee Meee Poneee Muuuy Calienteeee Quereeees Cogemeeee Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhh Aaaaahhhhhhhh, Uuuuhhhhhhh Siii Solooo Bastaaa Un Empujoncitoooo Paraaa Clavarmelaaaa Todaaaa Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhh Aaaaahhhhhhhh,  -Aaahhh Siiii Tiita Quierooo cogerte Estaaas Taaan Ricaaaa Queee Doooy Maaas Aaahhhhh, Respondió el mocoso insolente. Y increíblemente Angélica parece tomar la verga descomunal y ponerla en posición a la Entrada de su Concha y dándose vuelta lo miro a los ojos y le dijo –Uuummmmm  entonces Date gusto y Cogeme como tu puta, y comenzo a descender lentamente y cuando el enorme Glande toco la entrada de su concha posándose entre los labios vaginales ella abrió su boca asombrada del tamaño de la verga que estaba a segundos de cogerla y mordiéndose los labios lanzo un –Uuuuhhhhhhhh Siiiii Llego El Momentoooo Oooohhhhhhhh Ooooohhhhhhh Oooohhhhhhhhh Siiiii Ricooo Siiii Empujalaaa Voos Metemelaaa hasta el fondo tranquilo que Estoooy Empapada Mandamelaaa Todaaa Quierooo Sentirlaaa Todaaa Dentrooo Cogeme Cielo Cogeme con esa Verga inmensa Oooohhhhhhhh Ooooohhhhhhhhhhhh, y Rico la Toma de la cintura y comienza lentamente a empujarla hacia abajo clavándose la enorme verga dentro de su concha –Aaaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhhhh Siiiii Neneee Cogemeee Asíiiiii Siiiiii Cogemeeee Siiiii que Buenaaa Pijaaaa Diooos Eees Enormeee Meee Fascinaaaa Tenerlaaaa Adentrooo Aaaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhhhh gemía ella mientras la gigante Pijota del ladino niño se iba adentrando en su concha hasta que Rico la freno la dejo un momento con media pija clavada y en un movimiento de Caderas se clavo entera y ella pego un grito que anunciaba su primer orgasmo –Aaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy Aaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy Aaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy Siiiiiiiii Queeee Pijaaaaaa Queeee Ricoooo Cogeees Neneeeee Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhh Gemía ella mientras comenzaba a dar fuertes sentones sobre la tremenda verga del chico se levantaba sacándosela casi por completo y se sentaba de golpe clavándosela entera y Gimiendo como puta ardiente –Aaaaaahhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Siiiii Asíiii Asíiiiii Siiiii Cogemeeeee Asíiiii Siiii Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhh, Dios mío nunca la vi coger así a mi esposa la verdad la desconocía, y cada vez veía como ella se movía y saltaba frenéticamente sobre la enorme verga y gemía a más no poder  disfrutando una cogida que nunca disfruto de esa manera y nuca habia sido cogida de esa manera con una pija de ese tamaño podía ver como Angélica Subía y bajaba su cuerpo a gran velocidad y gemía mucho con muchísima intensidad –Aaaaaahhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhh Siiiii Asíiii Cogemeeee Asíiiii Cogeme Todaaaa Siiiii Soy Tuuu Putaaaa Cogemeeee Cogemeeeee Todaaaa Quierooooo Tuuuuu Lecheeee Damelaaaaa Dameeelaaa Todaaaaa Metelaaaa Bieeen Adentroooo y Largameeee Todaaaa Laaaa Lechitaaaaa Aaaaaahhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhh, y no tardarían en llegar al orgasmo ella mientras se ensartaba bien duro esa descomunal verga la vi que estaba como sintiendo que la verga aumentaba de grosor y sentía que ese jovencito ladino estaba por acabar y luego de un momento pego tres sentones profundos y no se animo a recibirla adentro así que se levanto se arrodillo y metio la cabeza dentro de la bañera comenzando meter la enorme verga en su boca comenzando a mamar desesperada buscando la Lechita que necesitaba el ladino de mi sobrino gruño y ella retiro la verga de su boca y apunto hacia boca y su cuello otro gruñido lanzo Rico y un feroz y abundante Chorro de esperma impacto dentro y fuera de su boca otros tres impactaron en su boca y cuello deslizando la leche por su hermosos senos mientras ella lo masturbaba Frenéticamente hasta que dejo de acabar lo beso en los labios y se volvio a incorporar vistiéndose luego que termino de vestirse fui hasta el baño y Abrí la puerta: – ¡Por Dios!¿Estás bien, amor? ¿Me ha parecido oír algo? Rico corrió la mampara de la bañera para que su estado no fuera tan evidente. Angélica aprovechó el Vapor para alegar, con voz entrecortada… –No, no pasa nada. Y salió del baño con paso apresurado y me pareció verla como si iba chupándose los dedos. Así que Yo la seguí hasta la cocina. Cuando llegué se limpiaba el escote con un paño. –¿Te has manchado, cariño?, le pregunté con un punto dolido. –Sí, un poco en el escote. –Debe ser leche… del café con leche, digo. –Sí, debe ser leche. Pero, vamos, muy poca. –Pues también tienes en el pelo, y con una servilleta le limpié suavemente el mechón el poquito de lefa que le había caído, con lo que, seguro, que aquel cabronazo le había dejado las tetas todas embarradas. –Pues leche, no puede ser, y Angélica tragó saliva, ya claramente incómoda – porque leche me ha caído muy poca. Apenas unas gotitas en el borde del jersey. –Pues no será leche, le apoyé yo. –Pues no será. Y salió de la cocina con aquel bamboleo de nalgas que cimbreaban la falda de tubo como nadie. Ella se sentiría mal, seguro, pero yo y mi pequeño calabacín no sabíamos a qué atenernos. Por la mañana ya me había pasado el mal rollo y estaba en tal estado de excitación que en cuanto la vi en la cama con una Camisoncito rosa palo y una tanguita haciendo juego me lancé sobre ella. Como siempre se dejó hacer, alegre, y esta vez optó por cabalgarme encima mío, pero mirando hacia mis pies, la postura denominada “Cowgirl reverse”, en un intento, quizá de sentir más dentro suyo mi escasamente dotada virilidad. Ver aquel culo, apenas cubierto por el finísimo camisón moviéndose a aquel ritmo fue demasíado para mí. Descentrado, le sujeté la finísima prenda y di un tirón arrancándosela. Fue demasíado, aquella espectacular espalda, aquellas caderas de chelo amasadas en carne. Acabe. Me hubiera gustado no hacerlo pero fue más fuerte que yo. Noté el breve gesto de desdén cuando mi querida esposa dejó caer el brazo derecho. Una vez más no sólo le había costado sentir algo sino que mi falta de talla se venía acompañada por mi incontinencia seminal. Me tumbé en la cama, esperando que ella, acabase como siempre, autosatisfaciéndose a mi lado como solía. Sólo musitó: -Era mi camisón favorito. Yo repliqué: –Te compraré más –en placer, puede que no. Pero en dinero no tenía competencia. Se tumbó y noté las vibraciones del somier. Había empezado a tocarse sí. Y entonces lo oí: –Tiíta… Tiíta. -¿Qué querría aquel mocoso? ¿Cómo osaba llamar a mi esposa cuando apenas eran las once de la mañana de un lunes? Ella se levantó. De la manera que fuera no había hombre en aquella casa que no la dejase insatisfecha. –¿Qué pasa? –Acuérdate de lo que hablamos ayer dijo a través de la puerta, sin atreverse a entrar con lo que se perdió el cuerpo desnudo de Angélica en todo su esplendor –Tienes que acompañarme a ver al director del colegio. Recordé que después de cenar había estado hablando largamente con Rico. Estaba intentando espiarlos, pero susurraban más que hablaban y como no pasó nada y mi oído no es nada en comparación con mi vista, que es la que me sustenta y me alimenta, no le di mayor importancia. –Recuérdalo, querido, nos lo pidió su madre. No dije nada. Me incorporé en la cama y esperé a que se duchase para luego verla vestirse, uno de esos placeres que me habían concedido los pequeños dioses de mi Barrio. –¿Lo bastante conservadora para ir a ver al director de un colegio pijo? La miré de arriba abajo. –La blusa blanca con el lazo negro al cuello me parece que les encantará. Y la falda violeta con esa caída y ese poco de vuelo, por debajo de la rodilla, perfecta. –Bueno, si el rey de los conservadores es conforme… –Pero no entiendo los tacones de 12 centímetros ni que te hayas puesto esta ropa interior negra, tan sexy. –¿No se me transparenta nada, verdad? –y pareció realmente preocupada. –No –pero mentí porque las blondas del Corpiño se le notaban bajo la ceñida blusa y no sólo creía que ella lo sabía sino que lo buscaba. –Una chica necesita sentirse guapa por dentro y me sonrió cómplice. –¿También con medias negras y liguero? y le arrojé una almohada siguiéndole la broma. –¿No estarás celoso? ¡Por Dios, es un niño! ¡Es para mantener el interés de mi marido después de siete años de matrimonio! –¡Pues estoy muy interesado en lo que harás hoy de tal guisa! –No haré nada con el chico, te lo prometo. Y me besó en los labios como una mariposa fugaz para luego irse dejando en la habitación ese vacío que quedaba siempre que sus provocativas caderas salían por la puerta y que en ese caso el vaivén del vuelo de la falda no hacía más que acentuar de una manera sutil. Volvieron casi a las tres de la tarde. Yo ya había comido algo. Les pregunté cómo les había ido pero me contestaron que “bien” y poco más pude sacarles. Rico se encerró en su habitación tecleando en su ordenador como un poseso. Y Angélica pasó la tarde hablando por teléfono con una amiga con la que iba a irse de compras. Así que tuve tiempo para planear mi siguiente paso. Por la noche, cuando Angélica volvió yo los ignoré a ellos. Cenamos casi en silencio. Como yo había dormido una amplia siesta no fue difícil esperar a que ellos cayesen rendidos. Luego me deslicé subrepticiamente en la habitación y me hice con el portátil del Jovencito. En el salón lo puse en marcha y no fue difícil dar con la clave de Rico: “Lakers" su equipo de básquet favorito y el año de su nacimiento. A todos los empollones les gusta la Nba y todos, todos, tienen un diario. Lo que sigue es el diario de Rico de ese día. Puro cortar y pegar. Entre paréntesis me he permitido expresar mis pensamientos. Mi tía me explicó, no todo, pero sí lo que pensaba que tenía que saber. Yo veía el plan tan complicado como todos los papeles que había guardado en su elegante cartera de piel. En cambio ella parecía tan segura como su manera de conducir: iba a más de cien por hora. Pero yo sólo podía mirarle las piernas. La falda no era estrecha, no, pero ella parecía conducir más cómoda con la misma un tanto arremangada, justo para que se le viera el final de las medias y el principio del liguero. Le debíamos estar alegrando al vista a todos los camioneros que adelantábamos. Cuando estábamos a punto de llegar me dijo que llamara al director  de mi escuela desde mi móvil. Funcionó. Román Traiter, el máximo responsable de mi escuela, estaba en el parking esperándonos, con su aire de director de orquesta, su jersey de pico y sus gafas redondas. Pero incluso tras de ellas pude ver sus ojos desorbitados cuando abrió la puerta del coche y descubrió las espectaculares piernas de mi tía, que, oh, sí, se cubrió, pero… ¿me lo pareció a mí o se demoró unos segundos en bajarse la falda para que el director no se perdiese aquel panorama para el deseo? En ese instante mi tía pasó del exhibicionismo a una fingida timidez, pero el director en el mismo lapso mudó de la caballerosidad a la lujuria. Cuando cogió la maneta del BMW su gesto fue cortés pero en el tiempo en que la portezuela recorrió sus 90 grados ya se le estaba salivando. Traiter nos guió hasta su despacho. Pero de una forma rara, dejando siempre que tía Angélica fuera primera. Quizá para verle el culo porque era una escándalo como mi tía movía las caderas y como aquella falda de vuelo no hacía más que acompañar aquel vaivén. Pero, la verdad, es que no puedo decir a ciencia cierta lo que miraba él pero sí estoy seguro de lo que estaba mirando yo: ese culito era un imán. Y también lo fue cuando pasamos junto a la cancha de básquet. Si hubiera podido ampliar mi campo visual algo más allá de aquel tren trasero me hubiera dado cuenta de cómo dejaron de jugar a nuestro paso. Pero sólo lo vi de reojo, oyendo como él la pelota dejaba de votar poco a poco hasta rodar a los pies de Angélica. Ella la sobrepasó de un saltito. –Ooops. No, no se podía ser más sexy. Traiter la debía estar mirando tan fijamente que casi se mata al tropezar con la pelota. Éramos un grupo peculiar: un bombón con una cartera de piel, un cincuentón con el labio temblándose y yo con una regla de cálculo de acero, de esas con regleta corredera rematada con un tornillo, tal y como ella y yo habíamos hablado y planeado. Pero eso, que yo estuviera cumpliendo un plan en aquel momento era un milagro porque sólo pensaba en aquella Cola y como yo, el director Traiter, los chicos de la cancha de básquet, el bedel que nos encontramos en las escaleras o los dos profesores que desencajaron su mandíbula a nuestro paso. Había una silla en el despacho, frente a la mesa. Pero el director Traiter le ofreció a mi tía el sofá, junto a la pared, yo creo que para tener una mejor perspectiva de sus piernas. Al final, la silla me la quedé yo. Me pareció lo más oportuno. Mientras él hablaba ella parecía escuchar. Cruzó sus piernas y el pie empezó a balancearse en una suave cadencia. De repente, paró, y entonces lo que empezó a balancearse en la punta del pie fue su zapato negro, sugiriendo algo en el aire que hacía que las palabras del director cada vez sonasen menos seguras. –En esencia, señora Grans, esto son cosas de niños. Tiene que entender que los padres de los dos chicos que pegaron a su sobrino hacen cuantiosas donaciones… a la escuela. Y la política, nuestra política, es la interferir lo menos posible en las relaciones interpersonales entre los chicos. Así que sólo tiene… tiene que… firmar… firmar esta renuncia a cualquier reclamación legal y exonerando… a la escuela de cualquier… de cualquier responsabilidad. –Pues, señor director, yo lo entiendo  de otra manera. Si viera estos documentos… –y abrió la cartera de piel para sacar un gran fajo de papeles. Pero entonces, como por azar, lo papeles cayeron al suelo. –¡Oh, soy tan torpe! – y sí, sonó afectado. Pero también tremendamente sexy. Fue como un resorte. A pesar de lo rechoncho que estaba, Traiter se plantó junto a ella como si hubiese saltado disparado por un muelle. Hizo bien porque con la excusa de acuclillarse para recoger los folios mi tía no prestó mucha atención a su falda, de manera que Traiter, y yo, le pudimos ver las rodillas, los muslos, ese liguero que ascendía hasta la cintura… hasta retazos de su negra Tanguita brasíleña. (Sí, conocía esa Tanguita Era la que uso cuando cogimos en la bañera mientras Gemía y gritando pedia que le destroce la concha con mi gran pijota, a mí también me encantaban). –Gracias por ayudarme. Es usted todo un caballero. Pero viéndolos, estaba claro que la fragilidad de ella era sólo aparente. Que el que estaba a punto de caer en sus garras era él, mi odioso director escolar. Yo me acerqué, como si también quisiera ayudar. Pero no iba hacerlo porque teníamos un plan. Y esa era mi parte. Me acerqué con la regla de empollon, puse la regleta justo pegada a la blusa blanca de mi tía, noté como el tornillo se pegaba a su cuerpo y entonces dije: –Tiíta… se ha enganchado. Ella hizo todo el trabajo, como dijo, como habíamos hablado. –¡Qué frío! –y saltó poniéndose de pie de un brinco. Yo no tenía que hacer nada, sólo sostener la regla con fuerza. No soy nada. Sólo un empollon con una regla. ¿Qué puede haber más normal? ¿Una tía maciza dando tirando de su blusa hasta que salten tres botones? Bueno, eso no es normal. Pero es algo que todos los mortales soñamos ver. Y yo lo vi y el director Traiter también. ¿Qué hombre no puede pensar que es su día de suerte en lugar de qué le están preparando una trampa? –Perdón, señor director, no sé lo que ha pasado… yo… yo… Ahora sus pechos se veían perfectamente apretados en aquel Corpiño negro. Sólo se habían salvado dos botones a la altura del ombligo y el que cerraba el cuello. De manera que ahora el lacito negro caía sobre aquellos pechos y el canalillo, haciendo dibujos imposibles. Angélica hizo como si quisiera cubrirse, pero sólo un poco, como si fracasase cada vez en el intento. –Estoy… estoy tan avergonzada. –Tranquila, tranquila… Federico, ¿te importaría salir un momento y esperar en la antesala? Lo hice, claro. Salí. Ella dijo que pasaría. Y estaba pasando. ¿Qué podía hacer yo, excepto dejar la puerta apenas abierta con una rendija para espiar lo que pasase dentro? Ella volvió a sentarse. Traiter le puso los papeles sobre el regazo y dio un par de palmadas sobre el fajo, como una manera indirecta de palpar sus adorables muslos. –No puedo creer que me haya sucedido esto pero por mucho que lo dijera ella estaba claro que el que no podía creerlo era él. –¿Ya está más tranquila? y el muy osado le puso la mano en el pecho, como si quisiera comprobar su nivel de respiración. –Sí, sí… ya estoy mejor. –Pues, querida, firme aquí… y… deberíamos vernos en otro momento. Ahora no… porque en diez minutos tengo una reunión con la asociación de padres… Pero podría usted debería volver… Volver otro día, Le podría enseñar nuestras instalaciones… Son impresionantes. –Ya pero es que yo lo veo desde otro punto de vista, señor director. Creo que esos chicos fueron dos matones, dos abusones… y que deberían ser expulsados de la escuela. ¿Ve? Este es el formulario de expulsión, se lo he traído con sus nombres y todo. Yo sí que veía. Veía como ella se inclinaba y al hacerlo la blusa se volvía a abrir ofreciendo aquellos cocos como un suculento manjar. –Pero eso… glups… eso no se ha hecho en años. –Pero puede hacerse. Técnicamente es posible. –Ya. Pero los expulsados deberían ir a otro centro y no sé… –Yo sí que sé. Este plano indica que el más cercano es el Instituto Público Lope de Vega. –Pero… pero… ese instituto está al otro lado de la línea del distrito. Ese barrio es… muy problemático, lleno de bandas latinas… No sé qué futuro les esperaría a esos chicos allí. Ya le he dicho que son de muy buena familia, no están acostumbrados a algo así… sería… sería casi criminal. –Bueno, sólo estarían unos días. Hasta que sus ricos padres los sacasen utilizando sus talonarios. El suficiente… –Pero, querida, ya sé que es usted un poco inocente… pero haría falta… –Sí, ya lo sé. Haría falta alguien como usted, alguien tuviese al presidente de la Junta Escolar Municipal comiendo de su mano  –y al decir esto le tocó la rodilla. En ese momento me pregunté hasta donde estaría dispuesta a llegar. Porque nos encontrábamos ya en esa parte del plan que tía Angélica había preferido no contarme. –Bueno, querida… Es verdad. El presidente de la junta me debe un par de favores… pero yo… –¡Pero nada! Él le deber favores y yo le debería uno muy grande, muy grande si usted firmase aquí, aquí y aquí –y al decirlo puso los tres formularios sobre las piernas del director, señalando con el dedo índice de manera muy provocativa. Tanto que al final añadió: –¿Eso tan duro no será lo que pienso, señor director? ¿No querrá ir en ese estado a la reunión de la A.P.A? –Ups! Yo… yo… –Sólo estas tres firmas y yo le daría ahora, ahora mismo, justo lo que le hace falta. Un hombre como usted, un director de un colegio tan importante… Sólo una mujer como yo puede darle justo lo que necesita. Ya no veía su mano. Parecía que le estaba tocando el muslo pero se encontraba bajo los papeles y a lo mejor incluso había ido más allá. Román Traiter se animó. Su mano peluda se posó en las rodillas de mi tía y viajó hasta su muslo. –¿Usted haría eso por mí? Debería ser muy rápido. La reunión de la APA… está a punto de empezar. –Si firma, señor director, seré lo suficientemente rápida. No lo haga por mí. Hágalo por el chico, por todos los chicos maltratados. Oí el ruido de la cremallera. Y entonces lo vi. –Uuuummmm Guau ¡Cielos! ¡Es verdad que su equipamiento es impresionante, señor director! Enfebrecido, Traiter sacó su bolígrafo y firmó dos de las hojas. Sólo quedaba la tercera, la propuesta de traslado al Latin King High School. –¿Lo haría de verdad, señorita? –¿Le parezco poco decidida, señor director? Yo diría que sé perfectamente lo que me llevo entre manos. –Sí, la mano está bien. Pero…  no sé cómo decirlo ¿podría contar con su boca? Mi tía puso la parte de su cara aludida en forma de “o” y la tapó con la palma de su mano. –¡Con mi boca? ¿Cómo se atreve, descarado? ¡Pero si eso no se lo hago nunca ni a mi marido! (¡Que falsa! ¡Pues no me la ha chupado veces mi mujercita ademas se canso de chuparle la verga a Rico! Ahora, no me extraña que pusiera al tipo como una moto.) –Pero… piense en el niño, querida. En todo los niños que sufren acoso escolar. –Bueno, si es por los niños… Fue decirlo y firmar Traiter. Fue firmar y ver a mi dulce tía recoger la documentación alegando que: –Ya la enviaré yo a la consejería. –Pero si mantengo los trámites, volverás ¿no? –Volveré, volveré. Pero ahora no va a tener que esperar. Va a ir a la reunión relajadito, relajadito. Y dicho y hecho mi tía se amorró al pilón. De hecho le puso tanto interés que el director llegó a sospechar. –¡Dios! ¡Joder! ¡Qué no se la chupas a tu marido? ¡Pues nadie lo diría! –Es para que no decepcionarle. –Calla, calla. Y sigue. No te desconcentres. De repente oí pasos y tuve que dejar de mirar. Era la señorita Gretel, la secretaria del director. Cerré la puerta. Y me senté en una silla como si no pasase nada. Gretel avanzó hacia la puerta. Golpeó con los nudillos la jamba. –Señor director. Los miembros de la APA ya están aquí. Entre jadeos se oyó desde la puerta: –En un momento acabo y les dice que pasen. Tras dos minutos se abrió la puerta. Mi tía salió con la cartera en una mano y con la otra agarrándose la camisa. Con el dorso de la mano que sujetaba la cartera se limpió los labios con su lengua y fue hacia la salida. Ya estaba excitado, claro. Pero ahora me dolía. Cuando salíamos en coche pasamos junto a Borja y Pablo, los dos chicos que me pegaron hasta dislocarme el brazo. Al cruzarme con ellos por primera vez no desvíe la mirada. Ahora se la sostuve y simplemente, y sin que me viese mi tía, pasé mi dedo índice de un lado a otro del cuello. A pesar de la universalidad del gesto creo que no lo entendieron. Tras aquella nueva revelación dormí mal aquella noche, algo raro en mí. Me desperté de madrugada y no salía de mi estupor. Nunca había desconfiado de mi mujer. Pero ahora, en aquella casa de ensueño, viviendo de las rentas acumuladas durante la burbuja inmobiliaria me empezaba a preguntar sobre el papel de mí… “inocente esposa”. De repente, un montón de situaciones que me habían parecido fortuitas empezaban a no parecerlo tanto. Como aquel puente que pasamos en un yate en el que conseguí un contrato con unos promotores para diseñar un hotel-resort en Baleares. ¿Habría sido verdad que por un estúpido error el único bikini del que había dispuesto ese día era uno de su hermana que le iba dos tallas más pequeño y del que sus pezones se escapaban una y otra vez? Incluso una vez sorprendí a los dos socios de la promotora disputándose quién le ponía crema para el sol en la espalda. Angélica en la tumbona, riendo divertida, mientras ellos agarraban a la vez el bote de protector solar. Mi llegada les sorprendió tanto, que uno de ellos dejó el bote bruscamente y el otro lo apretó con tanta fuerza que una parte de la leche dermoprotectora salpicó por sorpresa y fue a dar en el cuerpo de Angélica, en la barriga la mayoría, pero algunas gotas también en el pecho, cosa lógica porque el bikini no le tapaba casi nada y su abundantes melones se desbordaban por arriba, por abajo y por los lados. Ella dijo lo mismo que ayer con Traiter: –¡Qué frío! La misma frase. Pero entonces yo conseguí un contrato de 3,5 millones de euros. ¿Casualidad? Empezaba a dudar de todo. Si había sido capaz de aquello sólo para ayudar a mi sobrino a qué no se habría atrevido para apoyarme a mí, el amor de su vida. Recordé otra vez en la que me había asociado con unos constructores de Castellón pero el concejal de turno se negaba a recalificar. Todo cambió después de una fiesta. La recuerdo porque estaba el mencionado concejal pero también mi preciosa esposa que escogió para la ocasión un modelito que incluso a mí me hizo reconvenirla: era de un vestido noche negro,  y con un escote tan profundo que se le veía el ombligo, sólo una tira blanca impedía que las dos franjas de tela que se unían a su cuello descubriendo la espalda y que apenas podían abarcar tanta abundancia no diesen un espectáculo sorpresa. Ella se rió ante mis reservas. Pero el concejal en cuanto se la presentó empezó a bizquear. Y era más que evidente de dónde no podía sacar sus ojos de encima, cuando hablaba con ella y Angélica fingía que aquel imbécil la hacía reír. Quizá con demasíado énfasis porque no hacía falta que echase tanto la cabeza hacia atrás, ofreciéndole a aquel político de segunda una vista de primera de aquel par de magníficos melones. Al rato mi mujer se retiró a las habitaciones de arriba alegando una inesperada jaqueca y ahora que lo pienso tampoco sé donde se metió el concejal. Sólo recuerdo que al día siguiente la concejalía cambió de postura, recalificaron y todos, todos, nos hicimos muy ricos. ¿Otra coincidencia? El azar parecía tontear con Ángelica siempre había dinero en juego. Como cuando íbamos a firmar la hipoteca de esta magnífica casa. Dos días antes cambiaron el delegado de la sucursal que nos otorgaba el préstamo. Y el nuevo tipo, un joven ejecutivo estirado tipo yuppie cretino nos quiso modificar las condiciones por otras mucho más duras, alegando que iba a cambiar el ciclo y pronto estallaría la burbuja inmobiliaria. ¡No sabía cuánta razón tenía! El caso es que todo apuntaba a que no podríamos construir la casa de nuestros sueños cuando el tipo me llamó por sorpresa y nos sólo volvió a las condiciones viejas sino que incluso las mejoró. No fue hasta dos días después cuando Angélica me confesó que se había encontrado con él cuando no pudo arrancar su coche que curiosamente había estacionado en el mismo aparcamiento descubierto que el director de la oficina. Mi ingenua esposa había intentado primero reparar la avería ella sola y luego había caído en las garras de unos grueros más bien procaces que le dijeron más  de una inconveniencia. Ya se veía abocada a tener que viajar con ellos hasta el taller cuando pasó el joven director de sucursal y se ofreció a llevarla casa. “Mi salvador”, bromeó mi señora tras su regreso. No me extrañaba que se hubiera ofrecido voluntario: regresó a casa con su vestido blanco con abundantes manchas de grasa, de sus intentos de reparar ella misma el motor, incluso en el generoso escote o algún tizne en la cara, lo que le daba un irresistible aire de dama en apuros. Ahora, el cambio de actitud del joven directivo, que recordaba como atractivo y de cuerpo fibroso, me hacía albergar más que una sospecha inconfesable. ¿Tan poco conocía a mi mujer? Y, lo que me parecía más sorprendente ¿tan poco me conocía a mí mismo? Porque yo a más me repasaba la película menos enfadado y más excitado me sentía. Busqué inútilmente aquel día tener sexo con Angélica en un par de ocasíones pero ella parecía más distante y teniendo en cuenta la escasa satisfacción que le proporcionaban nuestros encuentros también lo entendía. Recordaba el grado de calentura con el que se fue a llevar a Rico a la escuela y se preguntaba si en otras circunstancias ella hubiera llegado tan lejos. –Te he comprado el nuevo camisón. Por el que te rompí. -Gracias, eres un amor pero su beso aterrizó en mi mejilla. Lo peor es que ella parecía especialmente vinculada con Rico. Bromeaban juntos. A la hora de la comida incluso le introduce un bombón en la boca a mi sobrino. Por un momento, muy breve le metió un par de sus deditos en la boca. Casi se me atragantó la fruta yo estaba masticando. ¿Era una descarada o yo me lo estaba imaginando todo? Ese martes por la tarde tenía que venir el médico de la mutual a sacarle el vendaje a Rico. Cuando llega el viejo doctor veo que sus gafas redondas están tan empañadas que es difícil que vea nada. Me pregunto si el que Angélica se haya puesto esa tarde una pollera amarilla suelta no mucho más larga que un cinturón ancho no tendrá nada que ver. Desde el principio se muestra solícita con el doctor, le lleva del brazo a una habitación y allí le quitan el vendaje a Rico. Todo va bien, el brazo parece que está perfecto por fin. El viejo médico está recogiendo, yo me he apartado en una habitación al otro lado del pasillo, pero puedo verlo todo, las dos puertas están abiertas. Pero Rico, sentado en la cama, todavía tenía una perspectiva todavía mejor que la mía. –Doctor, ya que está, aquí, ¿le puedo hacer una consulta? –Claro, señorita… –Llámeme Angélica. Es que me duele aquí… y vi como arqueaba la espalda y ponía las manos en una de sus nalgas, como si hiciera falta resaltarlas todavía más con aquella faldita que parecía de tejido elástico. El viejo galeno se acercó. No podía decir si arrastraba los pies por la edad o porque le pesaba la lujuria. –Y dice que hace mucho que le duele… –Desde hoy. He debido hacer un mal gesto. O deben ser estos tacones y se inclinó Curvándose y acariciándose el tobillo de la manera más sensual. Me pregunté a quién estaba intentando ayudar esta vez: ¿a mí? ¿A Rico? ¿A sí misma? –Ejem, señorita, si pudiese echar un vistazo. –Bueno es que me da un poco de vergüenza mientras lo decía le daba la espalda, movía el culito de derecha a izquierda y se bajaba inútilmente la faldita, haciéndola todavía más ceñida, si ello era posible. –Angélica, soy médico. –Sí, claro tiene usted razón doctor, y subió la faldita muy, muy lentamente. Si tenía vergüenza del facultativo setentón ya se le había pasado. Y estaba claro que la presencia de Rico en la misma habitación no la cortaba lo más mínimo. –Ejem, lo siento, pero… debería subírsela un poquito más. –Sí usted lo dice, doctor y la muy fresca siguió subiendo hasta que quedó absolutamente enrollada en la cintura, con su culito con su tanguita amarilla enterrada en medio de su grande y dura Cola bien parada absolutamente expuesta. ¿Lo tendría planeado? ¿Cómo si no se había puesto esa Tanguita tan, tan minúscula, amarilla, además, haciendo juego con la diminuta falda? –¿Me Permite, señorita? –Sí, por favor Desde luego. Joder, estaba suplicándole que le tocase. El abuelete le puso aquella mano sobre su nalga izquierda. – ¡Ohhhh! Ohhhh! Ohhhh!, que frío, Ohhh Ohhhh Ohhh! ¡No, aquella frase otra vez! ¡Y ahora ya sabía que, no,  que no era una casualidad! Y seguro que Rico también se daba cuenta de lo mismo. –Parece un tirón sin mayor importancia. Llevó una crema relajante muscular en el maletín. Ahora se la pongo. En ese momento recordé que el tipo llevaba un teléfono móvil y que lo había dejado en el salón. Fui hasta allí, lo cogí, me llamé a mí mismo, rechacé la llamada y ya la tenía registrada. Dejé mi móvil en la cocina y le devolví la llamada. En un minuto aquel tipo que estaba al borde de la jubilación se estaba frotando las manos para calentársela dijo y aunque no le veía lo imaginaba salivando ante el muy apetecible culo de Angélica. Y un segundo después su teléfono sonaba. El tipo detuvo sus manos a unos milímetros del mejor Culo de nuestro Barrio. Y al tercer timbrazo yo entraba en la habitación y le decía: –¡Su móvil, doctor! ¡Puede ser una emergencia! –¡No! Rugió sordamente –¡Seguro que no es nada grave! –Doctor, sigue sonando. El tipo se dio cuenta de la situación. Al fin y al cabo él era un anciano y yo el marido de aquella beldad y dueño de la casa. Le acompañaré al salón, -doctor dije. -Seguro que salva una vida. –Lo dudo replicó refunfuñando y limpiándose la mano untada de crema con un pañuelo mientras yo le ponía la mía en el hombro y le acompañaba a la puerta, hacia el pasillo. Ya avanzábamos por el corredor no sin que el salido del doctor hubiese echado un último vistazo al adorable culito de Angélica, cuando oímos su voz, más melosa que de costumbre, si cabe:
– ¡No se preocupe, doctor! ¡Ya me frotara La Cremita mi sobrino! ¡Ya ha visto como se hace! El abuelete apretó los dientes, como si le hubiesen golpeado. Para colmo cuando llegamos al salón, nadie respondió la llamada. Lógico. Era desde mi teléfono que estaba en la cocina. –¡Joder! ¡Encima debe ser una imbécil del hospital que se ha equivocado de número! Le di 20 euros por la crema y otros 20 por el disgusto. Pero parecía que nada podía consolarle. Cuando volví a la habitación, casi sin aliento, Rico estaba amasando las Nalgas de su tía. Ella le ofrecía su culito en pompas con las manos apoyadas en la pared y murmuraba sin ningún pudor: –Uuuuhhhhhhh Oooohhhhh Oooohhhhhhhh Oooohhhhhhhhhh Sí, sí… sigue. Ahí, más abajo, más abajo, Aaaahhhhhhh! Aaaahhhhhhh! Aaaahhhhhhh!. –Pero no te duele. –No. Sí… Es igual. Tú sigue… ¡Sigue Aaaahhhhhh Aaaahhhhhhh Aaaaahhhhhh! Justo ahí. Desde mi punto de vista estaba claro que la mano de Rico estaba mucho más abajo y mucho más adentro de lo que recomendaría cualquier quiropráctico. Y también estaba muy, muy claro que aquella mano estaría muy, muy mojada en breves instantes. Yo había agotado todo mi ingenio con el infeliz doctor así que poco pude hacer, excepto ver como mi encantadora mujercita llegaba al orgasmo. En el espejo del armario vi. su cara, como se mordía el labio inferior, como jadeaba Aaaahhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhh Siiiii Asíiiii Siiiii Siiiiii Asíiii Ricooo Sigueeee Asíiiii Metemeee Maaas Adentrooo Tuus Dedooos Siiii Dameeee Cremita con el Pomoooo Dameeee Cremitaaa Coon Tuuu Pomooo Tu Pomooo Grandeeee y Gruesooooo Siiii Papiiii Quierooo Esaaa Cremitaaa Adentroooo Todaaa Laaa Cremitaaa Bieeen Adentroooo  Cogemeeee Hastaaaa Largaaaar Todaaa Tuuu Lecheeee Dentrooo Miooo Aaaahhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhh, con una mezcla de envidia, rabia y deseo. Lo peor es que también la cara de Rico estaba reflejada en el espejo mientras Angélica se deshacía de placer como hacía mucho que no le pasaba conmigo y, o yo era muy tonto, o el puto niñato se estaba riendo de mí pero en ese momento baja la cremallera de su pantalón y desenfunda su enorme Verga y así inclinada como estaba Angélica le apoya la punta de esa gruesa verga en la entrada de su vagina posándola entre su labio vaginales totalmente húmedos entonces ella con las manos apoyadas sobre las puertas del ropero empuja su cola y esa verga entra toda en su conchita mojada haciéndole pegar un sonoro gemido de placer –Aaaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Siiiiii Asíiiiii Ricoooo Cogemeeee Asíiiii Siiiii Aaaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh –tiita como me gustas y la manera en como gozas de mi pija te gusta que te coja? Le preguntaba el maldito ladino a mi linda mujercita y ella no tardo en responder con los límites de su excitación totalmente desbordados le dijo entre fuertes gemidos –Aaaahhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhhhh Siiiii Meee Encantaaaa Comoooo Meee Cogeees Cogemeeee Cogemeeeee Todaaaa Quierooo Todaaaa Tuuu Pijotaaaa Dentrooo Miooo Llenameee Todooo Eeel Úteroooo Deee Lecheeee Aaaahhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhhhh, –Tiita Demostrame cuanto te gusta mi enorme pija dentro de tu concha le remato Rico, - Aaaahhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhhhh Muchooo Muchoooo Meee Gustaaaa Muchoooo Cogeeer Con Voos Sooos un Verdaderooo Machooo Cogeteeee A Tuuu Hembraaaa Aaaahhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhhhh y ella automáticamente le empezó a dar Culazos contra su vergota clavándosela lo más hondo posible demostrándole todo el goce experimentado por una verga que nunca en su vida tuvo y yo no podía creer lo que estaba viendo esa imagen de ella posada sobre el ropero de nuestra habitación matrimonial empinada dando golpes en La enorme pija con su Culo clavándose ese mástil enorme bien adentro de su conchita ardiente que no paraba de chorrear fluidos vaginales y Rico al ver como gozaba Angélica Aumento el ritmo de la cogida haciéndola perder totalmente la razón Y Gemir descontroladamente como una puta descarada –Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Siiiiii Asíiiii Cogemeeeee Asíiiii Siiiiii Dameeee Cooon Todoooo Siiii Fuerteeee Dameeee Bieeen Fuerteeee Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Estaban totalmente Excitados los dos y el orgasmo de ambos no se haría esperar y no lo hiso así llegaron juntos al orgasmo el primero fue Rico que penetraba sin misericordia a Angélica con una fuerza y velocidad sobre humana pego un gemido y como aquella vez en la bañera no quiso acabar dentro de su Tía y le saco la verga descomunal de su concha y disparo gran cantidad de Leche por toda la espalda de mi mujercita que en forma sistemática entraba en un orgasmo demoledor - Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Siiiiii Ricoooo Siiiiii Regameeee Deee Lecheeee Siiiii Como Meee Haceees Acabaaar Meeee Vuelveeee Locaaaa Tuuu Pijaaaaa Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh se le ponían los ojos en blanco de tanto placer nunca en mi vida desde que me case con ella la vi gozar así y quedo desplomada contra el ropero casi desvanecida y luego se tira para atrás con la pija de Rico ensartada en su concha y lo abraza por detrás gira su cara hacia atrás y lo besa en la boca metiendo su lengua para unirse con la del ladino de mi sobrino y cuando el beso ceso se miraron lentamente y ella con una sonrisa le dice –para que me vas coger así de rico si no me vas acabar dentro de mi conchita me siento vacía Papi, -pensé que te podías disgustar, -No Papi la próxima me llenas toda la concha con tu lechita y acomódate que puede venir Julio si estabamos solo me coges otra vez hasta dejarme Llenita de Leche, le dice ella descaradamente y se acomoda la tanga y se Baja la mini hasta que le queda por debajo de su Cola y al rato entro yo como que no supe nada de lo que paso. El miércoles era el último día que Rico iba a pasar con nosotros. El jueves lo recogía mi hermana. Aquella tarde, después de un día que Angélica pasó jugueteando entre los dos y riéndose en cómo le prodigábamos nuestras atenciones. Después del café fue ella la que propuso que viésemos una película, para hacer algo los tres juntos y aprovechásemos el gigantesco home Cinema que dominaba el salón. En lugar de tirar del Apple TV ella prefirió acercarse al videoclub. Dijo que iría en un momento pero no me quedé muy tranquilo. Sobre todo por la ropa Supersexy que escogió. Angélica la única esposa del mundo que se viste para ir al videoclub como para acudir a un cóctel. El vestido era rojo anaranjado con mangas hasta los codos pero los hombros descubiertos, así que había optado por no llevar Corpiño. No es que le hiciera falta, no. Pero era tan ceñido de cintura para arriba como suelto de cintura para abajo, con una falda suelta hasta dos dedos por encima de la rodilla. El resto: medias negras y zapatos negros. Conocía al chico del videoclub del cercano centro comercial que por un milagro no había cerrado. Lo atendía, Noel, un jovencito feo y con granos. Cuando Angélica se fue en el coche pensé en ese joven, en la cara que pondría cuando viese entrar a la sexy Angélica con ese vestido. Estaba seguro de que ella aparcaría lejos, tendría que cruzar el aparcamiento con ese mistral frío que soplaba esa tarde, de manera que cuando llegase a la tienda lo haría con los pezones marcados, lo que unido al vestido rojo haría que se convirtiese en un semáforo humano. Ningún hombre dejaría de verla, ningún heterosexual podría no desearla. Me la imaginé buscando por las estanterías, seguro que lo haría para el placer de los pocos perdedores que estarían por allí. Seguro que rehuiría las películas que estuviesen a una altura normal y que buscaría las películas de terror que tanto le gustaban en los estantes más bajos, de manera que podría Encurvarse al máximo y que todos aquellos idiotas contemplasen el apetecible culo de melocotón de mi esposa. Volvió después de dos horas. Parecía muy contenta: –He encontrado algo que parece una perla: “Noche de terror en el viejo hospital”. Rico estaba esperando. Yo fingí indiferencia, sentado en el sillón, como ojeando el Ipad de manera indiferente: –¿Te ha costado mucho encontrarla? –Un poco. Noel la recordaba y me ayudó a encontrarla. Pero estaba en un estante muy alto. Me tuvo que dejar un escabel para encontrarlo. Es lo que me encantaba de Angélica, una cara de ángel, un cuerpo de stripper y luego utilizaba la palabra “escabel”. –¿Tuviste que subir muy alto, cariño? –No te preocupes, querido. Noel estuvo cerca todo el rato… para que no me cayera. Y para verte la Tanga, pensé yo. Pero dije: –Seguro. Pero debes ir con cuidado al encaramarte a sitio con esos tacones. –Incluso me agarró un momento, que pensó que me fallaba el pie. Entonces me di cuenta. ¿No había salido con unos zapatos negros? –¿Y esos zapatos rojos, cariño? –Me los he comprado hoy. Un capricho. Los que llevaba no pegaban con el vestido. –Habría mucha gente en la zapatería. –Pues no. Sólo yo y el dependiente. –¿Aquel señor mayor? –No. Había un joven dependiente muy guapo. Y solícito. –Seguro que te ayudó a probarte un montón de zapatos, ironicé. –Pues sí –y se volvió a mí con las manos en jarras. -Sabía hacer sentir a una chica admirada. Me imaginé a mi mujer con aquel vestido levantando la pierna mientras aquel capullo le tocaba el pie, quizá la pantorrilla incluso, con la excusa de  probarle un zapato tras otro, mientras mi adorable esposa levantaría una pierna y le ofrecía otra perspectiva de su cutre puesto de trabajo. Seguro que la próxima vez que su jefe le dijese que cobraba mucho para lo que hacía no le llevaría la contraria. Si quería disparar mis celos, Rico ya lo había conseguido. No necesitaba subir el volumen con aquella historia. Pero Rico estaba taquicárdico. Angélica empezó a traer todo lo necesario para ver la película. Yo Pusé el video en el Dvd Rico se aposentó en el sofá y así pudo ver cómo la dulce Angélica se inclinaba para traer los frutos secos, las palomitas, las bebidas. Y cada vez que lo hacía podíamos ver sus muslos y las medias negras con liguero que había escogido, lo que me irritaba no tanto por lo que viera mi sobrino sino por lo que, sin duda, había visto el dependiente de la zapatería. –Querida, ¿podría bajarte un poco la falda? –Perdona, amor. No quería hacerte sentir incómodo. Y dicho y hecho agarró el vestido justo por la cintura y se lo bajó. En cierta manera fue un éxito porque ahora el vestido le llegaba por las rodillas, con lo que creía que no íbamos a ver su liguero todo el tiempo. Pero al hacerlo el borde del vestido, con los hombros descubiertos, ya no le llegaba por las clavículas sino que bajó en proporción a lo que cubría de piernas y ahora dejaba la mitad de sus grandes pechos al descubierto. Sí, ella había sacado frutos secos, pero Rico parecía mucho más interesado por aquel par de peras que ahora se le ofrecían sólo medias cubiertas por una finísima y ceñida tela roja. Además, sirvió de poco. Se sentó en el sofá, entre los dos, y cruzó las piernas con tanta despreocupación una y otra vez, cada vez que nos alcanzaba un cuenco con kikos o un vaso de refresco que pronto sus muslos dorados volvieron a estar al descubierto. La película era malísima pero tenía la cantidad de sustos y asesinatos que le encantaban a mi Angélica. En un viejo hospital retirado que estaba a punto de cerrar el personal y los enfermos que pensaban que iban a pasar sus últimos días tranquilos se veían sorprendidos por sórdidos crímenes, al parecer cometidos por un antiguo cirujano que se había vuelto loco hacía muchos años. Todas las enfermeras eran muy pechugonas y llevaban los uniformes más pequeños que permitía el reglamento. A cada susto, Rico se abrazaba a Angélica, o le agarraba la pierna. O giraba la vista hacia ella. Y lo hizo más veces cuando descubrió que su protectora tía no tenía ningún problema en abrazarlo fuerte en las escenas más sangrientas, que eran muchas, incluso, para que no mirara, hundiéndole la cabeza en su desbordante escote y este aprovechaba para pasar su lengua dentro del escote lamiendo los Senos De Angélica mientras ella sensualmente se mordía los labios para no gemir, el mismo que yo había provocado por mis estúpidas críticas a la cortedad de su falda. Así que cada cinco minutos veía al cretino de mi sobrino apretar su cara allí donde yo me moría por hacerlo: entre los senos de mi hasta entonces casta señora. Pero no era sólo él. Mi mujer estaba más torpe de lo habitual y no era extraño que se le cayeran unas almendras o unos cacahuetes y siempre iban a parar al pantalón tejano de Rico. E igual que a veces le llevaba un nuez a la boca, o un maíz tostado, dejando, como había hecho el día anterior, que el muy ladino de Rico le lamiese ligeramente los dedos; del mismo modo, se demoraba cada vez, recogiendo los frutos secos del pantalón de su sobrino de una manera morbosa, sacudiendo la sal, con unos toques leves, palpando sutilmente el bulto de su erecta y enorme verga, siempre que podía, aquel miembro con el que yo no podía competir de ninguna de las maneras. Cada vez estaba más rabioso. Porque, además, en los últimos abrazos, el mocoso pegaba la oreja a los pechos de mi santa e inocente esposa y se me quedaba mirando con un gesto inequívoco de burla. Vi mi oportunidad en un momento en que la enfermera pechugona que seguro que sería la última en morir empezó a copular con un paciente que parecía tísico. Sus pechos bamboleándose en la pantalla que iluminaba la oscuridad del salón nos daba a todos un aire de lo más pervertido, si esto era posible. –No sé si esta escena es adecuada para el Jovencito. –Oh, cariño, tienes razón. Ahora la paso. Pero Angélica, que siempre se hacía un lío con las cosas electrónicas, en vez de pasar la escena hacia delante lo hizo hacia atrás, con lo que si no queríamos tetas aquí teníamos dos platos. Mi torpe esposa se dio cuenta y apretó otro botón del mando del vídeo. Pero esta vez sólo logró ralentizar la imagen, con lo que sólo logró más que aumentar el clima erótico reinante. –¡Dios, no sé cómo va esto! Apretó otra vez, y otra vez, y otra. La escena no hacía más que ir adelante y atrás, adelante y atrás, con lo que algo que sólo era erótico ahora se había convertido en pornográfico. Era el efecto Angélica: todo lo que tocaba lo  volvía todavía más excitante. Al final le tuve que arrebatar el mando a mi mujercita y cambiar el capítulo. Así dejamos el sexo atrás y pudimos seguir viendo asesinatos y mutilaciones como cualquier familia biempensante. Después de tanto Manoseo y roce mal disimulado el Jovencito se fue a la cama con un calentón de campeonato. Casi el mismo que tenía yo. Sólo que yo era el marido y ahora iba a tener a mi mujercita a mi entera disposición. Llevaba sólo una tanga celeste, muy subido a la cadera. Empecé a tocarle los pechos como yo sabía que a Ángelica le excitaba. Noté sus pezones, cada vez más erectos, aunque era consciente de que el chico me había hecho el precalentamiento. Entonces oí su horrible voz al otro lado del pasillo: –Tiíta ve un momento. –¡Joder, el puto niño! –¡No me puedo dormir después de ver una película como esa! Angélica se le levantó y se calzó unas zapatillas de tacón. –¿No irás a ir? –¿Qué quieres qué haga? –Al menos ponte algo. Tras un mueca de molestia se puso un camisón blanco, un Baby Doll tan transparente que casi era mejor que hubiera ido en Topless, como pretendía en un principio. –Cariño, esto es casi peor, me lamenté. –No sé de qué te quejas. Es el camisón nuevo que me has comprado. No supe qué decir. Se fue. No oía nada. Poco a poco me pudo la curiosidad, el morbo. Descalzo me deslice hasta la habitación de Rico. La puerta estaba entornada. Lo suficiente para que viera a mi sexy esposa con el camisón más transparente del mundo sentada en la cama de mi sobrino. –No debes tener miedo. Ya eres muy mayor. –Si te metieras un momento en mi cama, hasta que me durmiera. –No puede ser. Soy tu tía. –Sólo un momento. –No estaría bien y le alborotó el pelo de manera cariñosa. –¡Fue culpa tuya por escoger esa película espantosa! La pobre Angélica suspiró: –Uuuuhhhhhh Bueno, sólo un momento. Hasta que te duermas. El muy cabroncete lo había conseguido. Angélica mordiéndose el labio inferior hiso caer el camisón quedando con sus pechos al descubierto con los pezones bien duros y la Tanga bien metida en su Cola y se sumergió bajo las sábanas. –Abrázame, Tiíta. –Bueno, para que te calmes. Por un momento sólo vi un bulto bajo las sábanas. Silencio. De repente ella pataleó. Las sábanas cayeron. –Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh ¡Rico, Deja De Morderme Las Tetas! ¡Chupamelas Pero No Me Las Muerdas! ¡Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh! Ella intentaba zafarse pero en realidad no lo hacía fingía para Excitar mas a Rico. Pero él la apretaba contra su cuerpo, con lo que ella se retorcía y sólo conseguía que su semidesnudez fuera cada vez menos semi. Debería haber intervenido, salvar a mi esposa. Pero estaba demasíado excitado. –¡No es justo! ¡Llevas todo el día calentándome! se quejaba Rico, no sin razón. –Uuuummmmm ¡Era un juego, Rico! ¡Déjame! –¡Hasta el chico del videoclub te ha podido tocar! ¡Y el de la zapatería…! -¡Dios! ¡Pero yo no puedo! -Ya te la Chupe y Me cogiste en la bañera y contra el ropero de mi habitación y no debemos volver a hacerlo y esto no está bien Rico, y Angélica lo empujó hacia abajo para escurrirse de sus brazos. Pero el precio de ello fue hundirle otra vez la cara en sus enormes pechos. –¡Ellos apenas me tocaron! –Ellos no tienen esto y tampoco te lo han metido en tu concha y soltándola se bajó el pantalón del pijama y exhibió el Pijota, más erecta que nunca. –Por favor, que nos va oír. –Dime que no quieres tocarlo, que no lo quieres dentro de ti. Dime que no has provocado a esos chicos porque te mueres por una cosa, por una sola cosa. Él le restregaba la Pija por la pierna, intentaba abrirse paso hasta la tanga, apartarlo. Angélica lo evitaba una y otra vez. Pero parecía disfrutar con aquel juego del ratón y el gato. Finalmente él consiguió ponerse encima, pero ella no abría las piernas. –Déjame, Tiíta. Se la chupaste al director. Tienes que dejarme cogerte otra vez que se que te gusto mi verga. Si no se lo contaré al tío. Ella dudó. Entonces vi. Como abría sus piernas y se Corría la tanga. Y contestó: –Dale Cogeme Papi Dame tu pija pero Sólo un poquito. Es tan grande que no quiero que me la metas hasta el final porque me voy a terminar enviciándome con tu vergota y voy a terminar cogiéndote a cada Rato en cada rincón de la casa. –¡Oh, Dios! ¡Gracias! Al principio Rico fue poco a poco. Angélica cada vez se abría más de piernas. Y mi sobrino se iba animando. – Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh ¡Dios! ¡Me estás Cogiendo Otra Vez! ¡Me vas a destrozar Que Pijaaa Quee Teneees Papi Metemelaaa Todaaa Quierooo Sentirlaaa Todaaaa Quiero Ser Tu Puta Cogeme Papi Cogeme Toda Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh! El mete saca se hizo cada vez más continuo, violento. Mi mujer estaría cada vez más mojada y aquel pedazo de pepino entraba más y más a fondo. –¿Quieres que pare, tita? – Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh ¿Parar? ¡Noooo! ¡Sigue! ¡Sigue Cogeme Cogemeee Todaaa Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh! Él siguió. Sin desmayo. Con un vigor y un aguante que me dejaba anonadado. –¿Te hago daño, tita? – Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh ¡Sí!!!! ¡Pero sigue, sigue Me Gustaaa Tu Pijaaa!!! ¡Cogeme, Juliooo Cogemeee Maaas Aaaaahhhhhh Aaaaahhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhh!!!! Mi mujer llegó al orgasmo. A un orgasmo que hizo temblar el cuarto y empezó a empujar su hermoso culo contra Rico clavándose bien esa verga descomunal y Gritando y gimiendo como una autentica Puta – Aaaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Siiiii Asíiii Cogemeeeee Siiiii Asíiiii, Asíiiii, Asíiiii Siiiii Aaaaaahhhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhh Aaaaahhhhhhhhhhhh Estaba como poseída con la verga de mi sobrino que no demoraría mucho en acabar por la Caliente Cogida que le estaba pegando a Angélica, Y ella sintió que la enorme verga se hinchaba cada vez mas y Rico Daba unos Gruñidos típicos de la eyaculación próxima y Gimiendo le dijo - Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Siiiii Sigueeee Asíiii Siiii Ricooo Dejemeee Laaa Lecheeee Adentrooo Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh y el comenzo a bombearla con todas sus fuerzas y ella se desfiguraba el Rostro de tanto placer se le ponían los ojos en blanco hasta que tres tremendas estocadas finales y la clavo hasta el fondo y en un gruñido le dijo –Uhhhhhhh Siiiii Tomaaaa Tiitaaa Tomaaaa Miii Lecheeee Putaaaa Aaaahhhhhh! Aaaahhhhhh! Aaaahhhhhh!, y le largo todo ese esperma letal dentro de la conchita hambrienta de mi dulce Angélica que pego un gemido abrumador - Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Siiiiiiiiiiiiiii Asíiiiii Amooor Llenameeee Asíiiii Siiiii Dejemeee tu Lecheeee Bien Adentrooo que Meee Llegueee Hastaaa Eeel Úteroooo Hacemeeee Uuun Hijooo Cooon Esaaa Pijaaaa Enormeeee Asíiii Quieroooo Que Meeee Cojaaaan Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh y así culmino todo con el orgasmo más intenso que le conocí a mi mujercita. No podía esperar que yo no oyese aquello desde nuestra suite. Me retiré a mi estancia. Ya había visto suficiente. Y curiosamente me fui contento. Porque no estábamos en julio, sino en marzo. Y porque Julio era yo.  Aquella mañana Angélica y yo lo hicimos por fin. Estaba tan excitado que me abalancé sobre ella medio dormida. Se despertó claro. Y se dejó hacer, como siempre hacía conmigo, porque nunca me negaba nada. Estaba dentro de ella, le estaba dando lo mío, lo suyo, lo nuestro. Toda mi furia estaba desatada. El niñato había sacado la bestia que llevaba dentro. –Cariño, ¿qué te pasa? No pareces tú. Mis labios le comían la boca, mis dedos recorrían su cuerpo con una violencia inusitada. Sabía que cuando me ponía así, acaba incluso más rápido que las veces normales pero me daba igual. Sabía que le estaba mordiendo las tetas, el cuello. Sabía que le estaba pellizcando. Pero me era absolutamente igual. Aquellos días habían sido un infierno. Y ahora el demonio era yo. Entonces, no sé por qué, miré la puerta. Y la vi entreabierta y… ¡lo juro! ¡Sí! Rico nos estaba mirando. Hice ver que no estaba y seguí a lo mío. A pesar de mis menores dimensiones, Angélica estaba mojada, muy mojada, y mi pequeño amigo llegaba a todos los rincones con una solvencia desconocida. – Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Pero, Julio… qué... Qué…Aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh jadeaba ella. No podía creerlo y yo tampoco. Atento sin atender a Rico, aguanté más, mucho más de lo que acostumbraba. Y Angélica, como siempre lo puso todo de su parte. Todo y más. Y cuando al fin Acabe, agarrado a su culo como si me fuera la vida, ella también Acabo, casi a la vez, conmigo, debajo de mí. Brillando de sudor y deseo. Sin aliento, miré hacia la puerta: Rico ya no estaba. Mi hermana Pilar, parloteaba y parloteaba. Estaba encantada de la expulsión de los dos matones. Preguntó si Rico se había portado bien aquellos días. –Muy bien. –¡Genial es Un dulce no sabes cómo me ayudo! añadió Angélica. –Tanto, que nos hace compañía. Hemos hecho cosas juntos entre los dos. –Ver películas remató Rico... –Compartir experiencias. –¡Y abrirnos y Mucho, Mucho! señaló Angélica. –Además, ha estudiado mucho destaqué yo. –Sí, he aprendido muchas cosas, mamá reconoció el propio Rico, sin faltar a la verdad. –Por lo que hemos pensado que podría venir más veces. Cada fin de semana o cada quince días. Si a Rico le parece bien puse yo sobre la mesa. –A mí me parece bien, mamá. –Si el chico estudia… condicionó Pilar. –Estudiaré, trabajaré mucho. Casi no saldré de esta casa, mamá. –Ufff Por mí encantada confesó mi mujercita Con un Suspiro y con cierta mueca morbosa. –Bueno, ya veremos. Y lo vimos. Lo vimos y nos vimos los tres mucho más a menudo. Es más Recuerdo que una semana despues de todos estos acontecimientos el termino el ciclo escolar estaba de vacaciones y me llamo mi hermana Pilar para pedirme permiso –Hola como estas Julio te llamo para ver si no tenes inconveniente o estas ocupado para que Rico pase unos dias con ustedes ya que Rico quiere pasar Algunos dias de sus vacaciones en su casa con ustedes quedo muy contento como lo trataron tan bien se sintió muy a gusto y me pidió permiso para que deje quedarse en tu casa con ustedes. –pero que inconvenientes puedo tener Pilar por favor tráelo que de ultima si yo tengo algo que hacer se queda con Angelica ella lo cuidara y ademas ellos se entienden bien y se divierten mucho juntos, –Ok Julio en la tarde te lo estoy llevando. Ahora Rico incluso pasa las vacaciones con nosotros. Y nuestro matrimonio vuelve a ir hacia arriba. Es verdad que Angélica y yo seguimos sin hablar de sexo, de nuestras relaciones. Pero volvemos a estar en la cresta de la ola y nos hemos ahorrado una fortuna en psicólogos, asesores matrimoniales y todas esas mierdas. Incluso mañana vamos a ver una empresa porque quiero diseñarles su nueva sede. Le he pedido a Angélica que me acompañe. Creo que su saber estar podrá aportar mucho a las negociaciones. En definitiva, Rico era lo que nos hacía falta: algo tan sencillo como un nuevo punto de vista.


Continuara….